Desde el INTA compartieron un alerta sobre Anaplasmosis bovina en la provincia de Buenos Aires. Se trata de una enfermedad endémica en zonas tropicales y subtropicales, en el área de infestación de garrapata, y en expansión hacia las áreas templadas del mundo.
La Anaplasmosis bovina ha penetrado desde hace algunos años en rodeos lecheros de Santa Fe y Córdoba y se transmite principalmente a través de insectos hematófagos y elementos punzantes contaminados con sangre, por lo que existe transmisión en otras regiones.
Desde el INTA recomiendan prestar especial atención en regiones donde haya establecimientos que incorporen animales nacidos-criados en zonas endémicas de Anaplasma. Clínicamente es una patología muy variable, afectando generablemente bovinos adultos con un cuadro febril corto, decaimiento o agresividad, o la aparición de animales muertos sin una sinología clara previa.
Es importante la realización de necropsias para confirmar el diagnóstico: ictericia, esplenomegalia, son hallazgos comunes.
En animales afectados, recolectar muestras de sangre con anticoagulante para determinar hematocrito y extendidos de sangre periférica (cola/oreja) para evidenciar la presencia de Anaplasma y magnitud de la parasitemia mediante observación microscópica.
Un trabajo titulado Anaplasmosis en un tambo de la provincia de Córdoba, descripción de un caso clínico incluido en una tesina de la Orientación Producción Bovinos de Leche, presentada como parte de los requisitos para optar al grado de Veterinario del estudiante Agustín Pérez Saggio, quien tuvo como tutor al médico veterinario Omar Marro y como director al doctor Pedro Steffan puntualizó lo siguiente acerca de la transmisión de la Anaplasmosis Bovina
Las vías de transmisión son a partir inoculación natural de A. marginale a través de picaduras de artrópodos hematófagos parasitados (Richey y Palmer, 1990) o en forma iatrogénica a través de material quirúrgico contaminado (Palmer y col.,2000). Además, existe la transmisión vertical de tipo placenta-feto, cuando la madre sufre anaplasmosis (Zaugg, 1990).
Las garrapatas son de suma importancia en la medicina veterinaria debido a que transmiten una gran variedad de microorganismos patógenos y actúan como vectores de enfermedades (Jongejan y Uilenberg, 2004).
Aproximadamente unas 20 especies de garrapatas han sido incriminadas como vectores transmisores de anaplasmosis en todo el mundo (Ewing,1981). La transmisión en forma mecánica, es decir por inoculación de eritrocito infectados fue descripta en distintas especies como son Dermacentor, Rhipicephalus, Ixodes, Hyalomma, y Ornithodoros (Kocan et al.; 2004).
En cambio, la forma biológica fue comprobada solo en Boophilus annulatus, Dermacentor occidentalis y D. andersoni (Gasque Gómez, 2008), donde la transmisión puede ocurrir intraestadio o transestadio y A. marginale cumple parte de su ciclo, previo a la inoculación en animales susceptibles (Kahn, 2007).
En este ciclo, los eritrocitos infectados son ingeridos por la garrapata y los corpúsculos de Anaplasma colonizan las células del intestino donde se multiplican e infectan otros tejidos, incluyendo las glándulas salivales desde donde las Rickettsias se transmiten, vía saliva, a los vertebrados susceptibles a la enfermedad durante la alimentación (Kocan et al., 2003).
Rhipicephalus microplus es la especie más importante en nuestro país, afectando al ganado de las provincias de Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa, Santiago del Estero, parcialmente Tucumán, Catamarca, Salta y zonas norteñas de Córdoba y Santa Fe (Romano, 1994). La transmisión de A. marginale en hembras Rhipicephalus spp se produce entre los estadios de la fase parasitaria (transestadial) (Draghi et al., 1997). En cambio, los machos pueden tener, en condiciones naturales, un rol importante en la transmisión de un animal a otro (intraestadial) (Kocan et al., 2003; Potgieter y Stoltsz, 2004), además pueden sobrevivir en el ganado por periodos superiores a dos meses (Potgieter y Stoltsz, 2004).
Por dípteros hematófagos
Las moscas de establo, Stomoxys calcitrans (Yeruham y Braverman, 1981) y tábanos, Tábanus spp; mosquitos Siphona spp. y Psophona spp. (Ristic, 1968), están involucrados en la transmisión mecánica de anaplasmosis.
La mosca brava o de los establos (Stomoxys calcitrans) se logró transmitir partiendo de animales esplenectomizados e infectados experimentalmente, que presentaban un cuadro de anaplasmosis aguda (Potgieter et al.; 1981).
Tabanus spp. (tábanos) produce la transferencia de eritrocitos infectados a través del aparato bucal entre un animal portador y uno susceptible en un lapso no mayor de dos horas, dependiendo también de la cantidad de picaduras en el animal (Hawkins et al., 1982). La transmisión es notablemente mayor cuando la fuente de infección es un animal con anaplasmosis clínica en lugar de un portador crónico (Piercy, 1956).
Existen pruebas donde se comparó la eficiencia de transmisión biológica de D. andersoni con la transmisión mecánica de Stomoxys calcitrans y Tabanus fuscicostatus, la garrapata resultó ser un mejor transmisor de A. marginale (Scoles et al., 2005/2008).
Los mosquitos pueden a veces ser responsables de la transmisión natural debido a su gran tamaño, hábitos de alimentación voraz y prevalencia. Sin embargo, no serían tan importantes en la difusión de la enfermedad y la transmisión activa sería relativamente baja (Piercy, 1956).
Por vía iatrogénica
La anaplasmosis se transfiere mediante objetos inanimados que puedan traspasar eritrocitos infectados entre un animal enfermo y otro susceptible cuando no se toman las medidas de higiene adecuada (Kessler, 2001). El uso de agujas hipodérmicas infectadas y por instrumentos no desinfectados y/o no esterilizados en el manejo de castración, descornado, transfusiones y transplante de embriones (Blood et al., 2002). Además, se demostró la transmisión A. marginale por palpación rectal sin la higiene adecuada en vacas Holando Argentino (Abdala et al, 1993). Por estas causas, la anaplasmosis no sólo afecta a los bovinos de la zona infestada por la garrapata, sino que también se extiende hacia la zona limpia, siendo cada vez más frecuente el diagnóstico en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, la Pampa y San Luis (Mangold, 2005).
Por vía Transplacentaria
La transmisión transplacentaria se da cuando la madre sufre Anaplasmosis aguda, en el segundo y tercer trimestre de gestación, atravesando la barrera placentaria e infectando al feto (Zaugg, 1990). También se observó en terneros hijos de madres que eran portadoras crónicas de A. marginale (Potgieter y Van Rensburg, 1987). En Venezuela, se evaluó la transmisión vertical en hembras enfermas asintomáticas y sus respectivas crías por medio de la técnica de PCR dando como resultado un 40% de terneros positivos concluyendo que este tipo de transmisión parece ser frecuente en esta región (Añez-Rojas et al., 2010).
Este modo de contagio debe ser tomado en cuenta como factor de riesgo en zonas donde la anaplasmosis es endémica (Rey y col., 2003).
Fuente: TodoLechería