La inversión en riego se posiciona como una estrategia fundamental para mitigar los efectos de la sequía y maximizar los rendimientos, con un enfoque en la planificación económica a largo plazo y la eficiencia hídrica, destacándose Córdoba y San Luis por su avanzada gestión de recursos hídricos subterráneos.
El riego agrícola ha experimentado un crecimiento robusto en los últimos años en Argentina, principalmente impulsado por los recurrentes procesos de sequía. Su rol primordial es compensar la deficiencia de agua entre las precipitaciones y la cantidad necesaria para alcanzar el rendimiento potencial de los cultivos. Esta necesidad se magnifica en algunas zonas, y el análisis de rendimientos recientes, apoyado por la mejora genética y nutricional, muestra resultados impactantes: incrementos del 160% en trigo y del 70% en maíz desde la década de los 90. Lo más significativo es que el riego eleva considerablemente el «piso productivo», generando una «gran diferencia» con los cultivos de secano, que dependen exclusivamente de las condiciones ambientales. Afortunadamente, «agua hay en el subsuelo» para explotar este potencial, explicó el especialista en riego Aquilas Salinas, del INTA a MundoAgro. Estos temas y otros vinculados a la tecnología estuvieron en agenda en el campo de Gerardo Ruiz, nuevo inversor en equipo de riego subterráneo en Piquillín.
Ventaja Competitiva de Córdoba y San Luis
En este escenario, Córdoba y San Luis se distinguen como las únicas provincias con un conocimiento profundo de sus recursos hídricos subterráneos, abarcando la cantidad, calidad y caudal del agua disponible. Esta información crucial brinda a los inversores una «mucha más seguridad o menos riesgo» al decidir adquirir equipos de riego, a diferencia de otras regiones. La existencia de normativas, estudios, datos y resultados tangibles en estas provincias facilita un «buen manejo técnico» que se traduce en eficiencia.
Análisis Económico Estratégico y Seguridad Productiva
Para los productores que consideran la inversión en riego, la recomendación principal es no realizar el análisis económico basándose en un solo año o en los precios actuales de los granos, que pueden estar muy bajos. En su lugar, se sugiere considerar un «precio promedio dolarizado de los últimos diez años». Con esta perspectiva, la inversión inicial puede ser recuperada en «cuatro o cinco años» gracias al diferencial de producción, mientras que la amortización total del equipo se proyecta a «quince años».
El riego ofrece una seguridad económica administrativa fundamental para las empresas agropecuarias:
• Para el trigo y la soja, se alcanza un 100% de «producibilidad» (probabilidad de resultados positivos).
• Para el maíz, la producibilidad se sitúa en el 75%.
• Esto contrasta marcadamente con el secano, donde la probabilidad de obtener buenos resultados puede reducirse «casi a la mitad o más».
Es vital que los productores no se confíen en años climáticos «excepcionales» con abundantes lluvias, ya que el riego sigue siendo un «beneficio importante para toda campaña». Incluso lluvias fuera de temporada son consumidas por los cultivos.
Estrategias de Riego y Elección de Equipos
La efectividad del riego no siempre radica en aplicar grandes volúmenes de agua. A menudo, la clave es la aplicación «en el momento preciso», como durante la floración del maíz, donde una falta de agua puede generar una pérdida de «40 o 50 quintales» de rendimiento. Un estrés hídrico en esta etapa crítica puede ser superado con riego, evitando pérdidas significativas.
En cuanto a los equipos, se subraya que «para cada sistema productivo hay un equipo», incluyendo los sistemas de inundación. Para los sistemas presurizados, la disponibilidad de agua es un factor determinante:
• Los sistemas pivot requieren «caudales más importantes», lo que los hace menos viables en zonas con «bajos caudales» (50, 70, 80 mil litros hora), donde resultan «mucho más caros por hectárea que para un goteo».
• El riego por goteo es la alternativa para bajos caudales. Este sistema se destaca por su «eficiencia altísima», entregando el agua directamente a la raíz sin pérdidas por deriva o evaporación.
La elección entre sistemas también puede depender de condiciones ambientales como el viento, la preferencia del productor por «ver el equipo regando» o consideraciones empresariales y financieras por las diferencias de costos. Sin embargo, «el resultado productivo en los dos es muy importante».
Expansión y Agenda de Innovación
El riego está trascendiendo los cultivos tradicionales para aplicarse a producciones con «mucho más impacto», como la transformación del maíz en carne o su uso en la lechería (Tambo). En el sector lechero, los números de rentabilidad son «infinitamente superior» en comparación con la venta de maíz o soja solos, impulsados por la materia seca y los buenos precios del producto lácteo.
La relevancia del riego se refleja en una intensa agenda de eventos y estudios:
• Un evento sobre riego en el Tambo en Villa María.
• El Congreso Argentino de Riego en Bahía Blanca.
• La jornada «Riego IV», un evento de un día completo con charlas y visitas a campo para observar sistemas de goteo y pivot.
• Estudios de viabilidad de riego realizados por FADA para sus socios en Córdoba y Buenos Aires.
• Una jornada sobre riego para Tambo en Manfredi en octubre, organizada con la Secretaría de Agricultura de la Nación y la Embajada de Israel.
Estos encuentros y estudios demuestran el creciente interés y la importancia estratégica que el riego ha adquirido en la agricultura argentina, consolidándose como una herramienta indispensable para la sostenibilidad y el crecimiento productivo.