En el mercado externo la caída fue del 1,65%, en tanto que en la plaza local la oleaginosa perdió hasta $ 100
La presión bajista de la cosecha de soja en Brasil -ya superó el 20% del área- y de la inminente estimación de una intención de siembra 2017/2018 en crecimiento en los Estados Unidos se reflejó ayer en la Bolsa de Chicago, donde los precios de la oleaginosa retrocedieron un 1,65 por ciento. De igual modo, en el nivel local se copió la tónica negativa externa, tanto en la plaza física como en el mercado de futuros.
Al término de los negocios, las pizarras de Chicago mostraron quitas de US$ 6,43 y de 6,24 sobre los contratos marzo y mayo de la soja, cuyos ajustes fueron de 383,52 y de 387,56 dólares. Durante la rueda, los fondos de inversión especuladores se desprendieron de unos 10.000 contratos, equivalentes a poco más de 1,36 millones de toneladas.
Con 105 millones de toneladas como promedio de las estimaciones privadas, la producción de soja de Brasil -récord histórico- consolidará al país sudamericano como el principal proveedor global de poroto de soja, con cerca de 59 millones. Ayer, tras varias jornadas consecutivas de firmeza, el real se depreció frente al dólar y la relación entre ambas monedas pasó de 3,066 a 3,085. Este movimiento, que fue complementado con la devaluación del peso respecto de la divisa estadounidense (la paridad pasó de 15,260 a 15,335), fue un motivo de preocupación para los operadores estadounidenses, por la mejora que implica para la competitividad de la mercadería sudamericana que, de acentuarse, podría estimular las ventas.
En cuanto a la próxima campaña agrícola estadounidense, durante la semana próxima el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) desarrollará su Foro Anual, en el que dará las primeras proyecciones 2017/2018. La atención del mercado estará puesta sobre la valoración que el organismo haga en cuanto a la intención de siembra de soja. En la previa de este encuentro, los operadores prevén una superficie de entre 35,24 y 35,64 millones de hectáreas, por encima de los 33,78 millones cubiertos en la temporada 2016/2017.
En cuanto al mercado local, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que la oferta abierta de las fábricas arrancó ayer en $ 4150 por tonelada de soja para las terminales ubicadas en la costa del Paraná. «Sin embargo, la fuerte caída en Chicago hizo que algunas puntas compradoras redujeran su propuesta a $ 4100 hacia el cierre de la jornada», lo que implicó una pérdida de 100 pesos respecto del valor vigente anteayer.
La soja de la próxima cosecha se cotizó a US$ 265 por tonelada para el Gran Rosario, con una quita de 2 dólares. En el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba), las posiciones mayo y julio retrocedieron US$ 3,20 y 3,10, en tanto que sus ajustes fueron de 266,80 y de 271,40 dólares.
Cereales en baja
Luego de tocar el miércoles el nivel más alto desde fines de junio, el maíz se negoció en baja ayer en Chicago, donde los contratos marzo y mayo perdieron US$ 2,07 y 1,97 al terminar la rueda con ajustes de 147,04 y de 149,99 dólares. Lo mismo le ocurrió al trigo. La posición marzo en Chicago y en Kansas perdió US$ 2,57 y 4,13, en tanto que su ajuste fue de 164,52 y de 168,29 dólares.
En el nivel local, el trigo se cotizó a $ 2550 para Rosario y para Necochea, con bajas de $ 50. En Bahía Blanca también se negoció a $ 2550, pero allí no implicó cambios.
El maíz se mantuvo en $ 2400 para Rosario, pero subió de 2450 a 2550 pesos para Bahía Blanca.
Atentos al clima para definir el volumen final
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires no descartó ayer la posibilidad de lograr un «volumen mayor a los 54,80 millones de toneladas» estimados para la cosecha 2016/2017 de soja, «si las condiciones climáticas continúan favoreciendo el crecimiento y el desarrollo del cultivo». Fundamentó esta posibilidad en el hecho de que en términos generales prevalece un buen estado de las plantas.
No obstante, en su reporte semana la entidad advirtió que el pronóstico climático de corto plazo prevé lluvias de variable intensidad en regiones de gran importancia, «que a la fecha mantienen una elevada humedad ambiental y donde nuevas precipitaciones podrían impactar de forma negativa sobre la actual condición sanitaria de los cuadros».