El investigador del CONICET presentó el resultado de años de trabajo en el Encuentro de Monitoreo y Control de Plagas y Malezas realizado en Córdoba. Aunque este año la chicharrita (Dalbulus maidis) no causó estragos, el Dr. Eduardo Virla, advierte sobre no bajar la guardia. Propone integrar enemigos naturales y monitoreo para una gestión sostenible y a largo plazo.
En un reciente encuentro de Monitoreo realizado en Córdoba, el Dr. Eduardo Virla, doctor en ciencias naturales, investigador principal del CONICET y profesor titular en el Instituto de Entomología del Instituto Miguel Lillo, ofreció una profunda disertación sobre uno de los temas más candentes para la agricultura: la chicharrita del maíz, Dalbulus maidis, y el espiroplasma que transmite, que causó estragos en la anterior campaña de maíz. Virla, quien trabaja con esta plaga desde 1990, enfatizó que no es una novedad para él, aunque sí sorprendió a muchos por su explosión demográfica en los últimos años. Su mensaje central fue claro: la chicharrita no se ha ido, y su comportamiento actual, que casi no molesta, es el «normal» de los últimos 15 años; la explosión demográfica del año anterior fue «excepcional».
El investigador destacó que Dalbulus maidis es una plaga compleja, probablemente la primera que tuvo el maíz desde su domesticación, y será muy difícil eliminarla totalmente debido a su estrategia de estar asociada al cultivo. Sin embargo, no estamos indefensos, aseguró. Virla subrayó la existencia de al menos 59 especies de enemigos naturales nativos que limitan sus poblaciones. Paradójicamente, el manejo actual del cultivo a menudo impide que estos antagonistas regulen eficazmente la plaga.
La Lucha Contra la Plaga: Más Allá del Insecticida
Virla explicó que no existe una única solución, sino que se deben emplear múltiples «armas» contra la Chixharrita. Hizo un llamado a considerar insecticidas de bajo impacto para los enemigos naturales, ya que en algunos casos, la mortalidad causada por estos biocontroladores es igual o incluso superior a la que proporcionan las aplicaciones químicas. La aplicación de productos, aunque es una herramienta, tiene un efecto limitado en las poblaciones de chicharrita. Esto se debe a su alta movilidad, y a que poseen nanopartículas superhidrófugas que las hacen impermeables a las gotitas de melaza de otros congéneres y, por extensión, a los insecticidas. Además, son insectos muy limpios y constantemente se asean. Virla comparó el uso de insecticidas con un antibiótico: deben usarse solo cuando sea necesario, para que mantengan su efectividad.
Una Historia de Aprendizaje y Supervivencia
El camino para entender la chicharrita ha sido largo. Entre 2000 y 2003, los investigadores, incluido Virla, tuvieron dificultades para conseguir subsidios porque las autoridades no creían que las plantas de maíz con hojas rojas sufrieran una enfermedad, sino que lo atribuían a deficiencias del suelo. Fue necesario demostrar las pérdidas causadas por el achaparramiento del maíz, trabajando en conjunto con fitopatólogos. Hoy, se sabe «mucho, mucho, mucho» sobre Dalbulus maidis y sus enemigos naturales, así como sobre el achaparramiento.
La capacidad de supervivencia de la chicharrita es notable. Este insecto ha aprendido durante 8000 años, desde la domesticación del maíz, a superar largos periodos sin alimento entre siembras. Posee mecanismos sorprendentes, como anticongelantes en su sistema, que le permiten sobrevivir a bajas temperaturas e incluso simular estar muerta tras la exposición al frío. Esto le permite «fabricar un ejército» durante el verano para afrontar la siguiente primavera.
El Monitoreo: Una Herramienta Crucial con Mejoras Pendientes
Virla reconoció la utilidad de la red de monitoreo que se ha implementado, destacando su valor para establecer pautas de manejo y mejorar la fecha de siembra. Sin embargo, lamentó que no se haya incorporado a especialistas con años de experiencia en el tema, como taxónomos de chicharritas, que podrían haber ayudado a distinguir a Dalbulus de otras chicharritas muy parecidas en las trampas. También sugirió que algunas de las trampas de esta extensa red podrían haber sido estudiadas en mayor profundidad por científicos, no solo para contabilizar chicharritas, sino para identificar la distribución de especies de enemigos naturales, como las avispitas parasitoides, que también quedan adheridas. El investigador señaló la falta de fondos para la logística de recolección de muestras a nivel nacional, lo que hace que estas trampas sean una oportunidad perdida de información científica valiosa.
Mirando al Futuro: Prevenir antes que Apagar Incendios
Finalmente, Virla instó a los productores a no olvidar la lección de la chicharrita, haciendo una analogía con el «Mal de Río Cuarto», otra enfermedad que cíclicamente causaba problemas cuando se olvidaba su riesgo. La clave es la atención constante y la creación de un sistema de pronóstico que asocie el comportamiento de las poblaciones de chicharrita con las condiciones invernales y los datos de monitoreo. El objetivo es poder advertir a los productores sobre los riesgos y ayudarles a tomar decisiones informadas, como la fecha de siembra.
Virla concluyó con una reflexión contundente: «No un simple matafuego. Tratemos de evitar el origen de este incendio y tratemos de ver cómo hacer para que no nos incendiemos cada tanto». La solución integral requiere un consorcio de distintas voces y una planificación que vaya más allá de la aplicación de productos.
