Lo afirmó el premio Nobel Richard John Roberts, y afirmó que es fundamental el aporte de esta tecnología a la nutrición mundial.
El Premio Nobel Richard John Roberts ha reconocido que los alimentos modificados genéticamente son seguros y además necesarios para abordar cuestiones relacionadas con la desnutrición. El biólogo molecular así lo expresó en un acto oficial en la Universidad de Mysore (India) con motivo del centenario de la inauguración del centro universitario.
Richard John Roberts obtuvo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1993, compartido con Phillip A. Sharp, por su trabajo sobre los intrones, fragmentos de ADN que no tiene nada que ver con la información genética. Pudieron describir que la información depositada en un gen no estaba dispuesta de forma continua, sino que se encontraba fraccionada.
En su intervención, el científico calificó de “atroz” y “sin sentido” la oposición de los grupos verdes a los organismos modificados genéticamente (OMGs). Afirmó respetar la decisión personal de cada uno de comer o no alimentos transgénicos, pero rechazó tajantemente que se pretenda hacer ver que son peligrosos, ya que no es cierto. Resaltó que los alimentos transgénicos son probablemente más seguros que los alimentos convencionales.
También expresó su consternación ante el retraso en la implantación del arroz dorado, un cultivo que podría ayudar a las deficiencias de Vitamina A en países cuya principal fuente de alimentación es el arroz, luchando así contra la ceguera infantil que azota a los países en vías de desarrollo.
John Roberts afirmó que más de 15 millones de niños de todo el mundo han muerto o han sufrido debido a la deficiencia de vitamina A desde el año 2002. “¿Cuántos deben morir antes de considerar que este crimen contra la humanidad (la oposición al arroz dorado) deba ser perseguido? Podríamos hacer maravillas en el suministro alimentario global gracias a los OMGs”, resaltó.
En esta línea señaló que la alimentación no es sólo un problema en los países desarrollados. “No olvidemos las consecuencias de nuestras acciones para los países en desarrollo”, dijo antes de subrayar la necesidad de más “ciencia en la política y menos política en la ciencia.”