Durante la primera jornada del Congreso de Malezas 2021, organizado por la ASACIM (Asociación Argentina de Ciencias de las Malezas), se analizaron las claves para lograr el control de especies problemáticas y las distintas estrategias de uso de herbicidas.
“Estamos pasando por una situación crítica en lo que se refiere a manejo de malezas, y en relación a eso se generan demandas y expectativas en materia de herbicida que, muchas veces, superan el estado actual del conocimiento y la disponibilidad de tecnología. Hay que plantearse cómo llegamos a esta situación y la posibilidad de reducir la brecha entre lo que se pretende, lo que se necesita, lo que realmente hay disponible en materia de tecnología y lo que debería hacerse para ser exitoso en manejo de malezas”, remarcó el Ing. Agr. Juan Carlos Papa, de EEA INTA – Oliveros, en el inicio de la conferencia plenaria “Manejo de Herbicidas”.
Por su parte, el Ing. Agr. Marcelo de la Vega, experto en el tema, investigador y docente universitario de UNT, planteó el dilema: “ser simple o ser exitoso” en el control de malezas. El especialista, recorrió la evolución de los modos de producción, cultivos, malezas y uso de herbicidas en Argentina desde la década del 80 hasta la actualidad, período en el que se registró la aparición de un importante número de especies tolerantes y resistentes a distintos productos químicos.
“Con la siembra directa y luego con las variedades transgénicas, la soja creció por lo fácil que resultaba el control de las malezas, habíamos pasado a tener un sistema muy simple, muy sencillo, donde el triángulo cerraba perfecto, teníamos el glifosato, el herbicida perfecto que controlaba las malezas sin importar su tamaño, el más eficiente y de muy bajo costo. Los campos quedaron limpios de malezas y parecía que nunca más íbamos a necesitar ni ingenieros agrónomos que manejen las malezas, todo era simple”, repasó de la Vega.
En ese entonces, no se reparó en dos cuestiones ecológicas como la sucesión y la evolución que la naturaleza va practicando. “Podemos decir que la agricultura es la mayor fuerza de evolución en el campo de las malezas, y en esa evolución empezaron a aparecer malezas, primero fue el sorgo de Alepo, después Eleusine, Echinochloa, muchas malezas que se empezaban a escapar. Y también empiezan a aparecer otras, por el cambio de labranza convencional a siembra directa”, indicó el ingeniero.
De la Vega recordó que en 2017 el yuyo colorado resistente a glifosato ya ocupaba 13,5 millones de hectáreas y en 2019 se expandió a 20,5 millones, mientras que Eleusine resistente creció un 80% en dos años, pasando de ocupar 5 a 9 millones de hectáreas.
“Esos problemas aparecieron en ese sistema que parecía tan fácil porque le faltaba una pata a la mesa, nos dimos cuenta de que el sistema no era sustentable. Llegó el fin de la sencillología”, lamentó. Y reflexionó: “La cuestión es que no necesitamos que el sistema sea fácil, necesitamos que sea exitoso”.
El investigador señaló que en un mismo lote se encuentran numerosas especies de distintas familias y que cada herbicida tiene su nicho. “No es simple, se requiere estudio, un manejo químico necesita de la investigación básica y aplicada, hay que estudiar la dinámica de las especies, los productos, los diversos ambientes, los esquemas de producción”, expresó.
Al tiempo que aseguró que “el éxito puede existir, las malezas difíciles tienen un manejo, pero no es simple, no podemos hablar de una recomendación única porque tenemos agroecosistemas muy variables”.
A su turno, Papa remarcó que “ni un cultivo de cobertura, ni un barbecho químico son medidas rutinarias que deben repetirse de la misma manera todos los años, sino que debe ajustarse a la región, al ambiente imperante, a las variables climáticas del año, a los pronósticos del tiempo”. Y advirtió que “no es posible salir a recomendar o recetar desde arriba de la camioneta o por teléfono o por las redes sociales; si no se estudia el ambiente, la historia del lote, la secuencia planificada, es muy difícil ser exitoso”.
Al cierre de la disertación, Papa consideró importante: “Asumir la nueva realidad. Que nos volvamos a capacitar en el tema malezas, generar nuevos conocimientos y adquirir conciencia de que en el corto plazo difícilmente la tecnología se va a adaptar a un modelo agrícola excesivamente simple y rutinario basado exclusivamente en el uso de herbicidas”.
Posteriormente, tuvo lugar una mesa redonda en la que se presentaron las distintas estrategias de uso de herbicidas para las principales malezas problemáticas de Argentina. El Ing. Agr. Julián Oliva habló sobre el control de Amaranthus palmeri y A. hybridus; el Ing. Agr. Ramón Gigón expuso acerca del control químico de Lolium spp. Y Brassicaceae (crucíferas) con resistencia a herbicidas; y por último, el Ing. Agr. Marcelo Metzler brindó detalles sobre las posibilidades de manejo de Echinochloa y Conyza bonariensis y C. sumatrensis.
Acerca de la Asociación Argentina de Ciencia de las Malezas
La Asociación Argentina de Ciencia de las Malezas (ASACIM) es una asociación sin fines de lucro, cuya misión es alentar y promover la generación, el desarrollo, la recopilación y la difusión de los conocimientos relacionados con la ciencia de las malezas y especies invasoras. Sus objetivos son: promover la comunicación e interacción entre individuos y organizaciones interesados en la temática de las malezas; organizar y apoyar la realización de reuniones científicas y cursos sobre la temática de malezas de interés nacional e internacional; cooperar con otras organizaciones con intereses similares, nacionales o extranjeras, para coordinar y promover el intercambio científico – cultural de los asociados; alentar, promover y difundir una correcta y uniforme terminología técnico-científica sobre malezas y contribuir en la educación y entrenamiento de nuevos especialistas promocionando acciones, becas, premios, etc. y generar opinión respecto a políticas concernientes a las malezas, su manejo, control e impacto en la sociedad y en el ambiente.