Los productores argentinos siembran dos veces, pero cosechan una vez. ¿Cómo se da esa paradoja? Veamos.
El precio interno, por el piso
El consultor Gustavo López parte de un precio de Chicago de US$ 352 por tonelada, que genera un FOB en el golfo de México de US$ 356. Al traducirse a la Argentina, considerando el efecto de las retenciones y de otros gastos, se llega a US$ 232. Si a ese precio se le descuentan US$ 56 de flete y otros costos de comercialización se alcanza un valor neto de US$ 176, menos de la mitad del valor vigente en el golfo y muy escaso para generar una rentabilidad razonable.
Sembrar dos veces
La tijera de caída de precios y aumento de costos torpedea los resultados por obtener para quien no tomó la precaución de asegurar un precio antes de que llegue el aluvión de cosecha. También influyen las retenciones. En el modelo desarrollado por López significan US$ 105 por tonelada. Equivalen a US$ 357 por hectárea, que es casi lo que cuesta implantar y proteger el cultivo. Es decir que en la Argentina cada productor paga costos por dos siembras, pero realiza una sola cosecha, si se consideran los gastos de implantación y lo que deja de percibir por gravámenes a la exportación.
Enfermedades del cuello
Por otro lado, en los últimos días apareció otro condimento para acentuar la ecuación económica desfavorable de la soja en campos no inundados: el desarrollo de hongos en el cuello de las plantas, que interrumpen la circulación de nutrientes y que le pasan la aplanadora a los rendimientos. En un campo cercano a Rufino, la aparición de esta afección derrumbó los rindes de 45 qq/ha en los sectores sanos a 30 qq en los infectados, principalmente por la caída en el peso de 1000 granos. Y esta afección no es controlada por los productos usados para combatir enfermedades de fin de ciclo.
Prevención para el trigo
La aparición de esta nueva afección y la gran incidencia de enfermedades durante el ciclo de la soja llevan a los asesores a recomendar la prevención de su desarrollo en las próximas siembras de trigo. «Hay mucho inóculo en los rastrojos y condiciones predisponentes para el progreso de patógenos que pueden atacar la semilla y las plántulas de trigo si sigue el tiempo húmedo. Por esa razón, estamos recomendando curar muy bien la semilla y hacer frecuentes recorridas en los lotes que se siembren con variedades de ciclo largo en mayo», aconsejó un técnico cordobés.
LA NACION / CAMPO