La baja de ingresos por los derechos de exportación fue compensada por el mayor pago de Ganancias, según un informe
La baja de los derechos de exportación a los granos que dispuso el gobierno de Mauricio Macri a los pocos días de asumir, en diciembre de 2015, tuvo un efecto prácticamente neutro desde el punto de vista de la recaudación impositiva. A esa conclusión llegó un informe del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales (Ieeyni) de la Sociedad Rural Argentina (SRA), que compara los resultados de la última campaña agrícola con retenciones elevadas (2014/15) con el ciclo actual, el primero en el que, en forma completa, se puede calcular el efecto de la reducción impositiva.
Según el informe, en el período 2014/15 las exportaciones de los principales granos (soja, maíz, trigo y girasol) y productos derivados aportaron al fisco US$ 7277 millones en concepto de retenciones. En el actual ciclo, el aporte tributario, que incluye menos derechos exportación, pero más pagos del impuesto a las ganancias, alcanzará US$ 7093 millones, de acuerdo con el trabajo.
¿Por qué se produjo este balance? Para la SRA, porque la baja de los derechos de exportación y la eliminación de los cupos para exportar provocaron un aumento de la producción de los cultivos sobre los que pesaban las mayores alícuotas, que pasaron a tributar un mayor monto en concepto de impuesto a las ganancias.
El trigo, sobre el que se aplicaban retenciones del 23% y se redujeron a 0%, creció 35% en la primera campaña completa sin derechos de exportación. A su vez, el maíz, sobre el que pesaban retenciones del 20%, tuvo un incremento del 20% en la cosecha. El girasol, que tenía derechos de exportación del 32%, tuvo un aumento en el volumen de la cosecha del 32%. En cambio, la soja, el cultivo que tuvo la menor baja en los derechos de exportación (5 puntos), tendrá un crecimiento de apenas 1,7%. La oleaginosa sigue siendo la que mayor aporta al Estado, ya que tiene derechos de exportación del 30% (con excepción de un reembolso del 5% para el NOA y el NEA por las primeras 2000 toneladas). De acuerdo con el Ieeyni, sobre el promedio de los precios actuales, le reportará al fisco US$ 5715 millones.
«En la medida en que el campo recupera competitividad, responde con más inversión y generación de empleo», dijo a LA NACION el presidente de la SRA, Luis Miguel Etchevehere. Para el dirigente rural, la baja de las retenciones no afectó la recaudación. «Demuestra la coherencia que teníamos cuando decíamos que si se eliminaban las retenciones iba a aumentar la producción y el beneficio iba a ser mayor para el país», opinó, y añadió: «Simplemente nos equipararon las condiciones con otros sectores de la economía». El ruralista recordó que la actividad agropecuaria, durante los últimos años del anterior gobierno, tenía una carga impositiva un 46% superior a la del resto de las actividades.
Por su parte, el economista del Ieeyni, Ezequiel de Freijo, explicó que la baja de los derechos de exportación y la eliminación de los ROE tuvieron el efecto de aumentar el precio percibido por los productores. «En el trigo, hay una diferencia de 41 dólares por tonelada si comparamos el precio actual con el de la campaña 2014/15», dijo.
Ésta fue la razón por la cual la agricultura respondió en 2016 rápidamente a la baja de impuestos. Según el Ieeyni, «la venta de maquinaria agrícola aumentó su facturación en un 104% en 2016, el consumo de fertilizantes fue un 46% superior y en el último trimestre del año pasado el campo generó 25.000 nuevos puestos de trabajo».
A su vez, la actual cosecha requerirá 910.000 viajes de camión adicionales «sobre los 5.006.500 que llevó la campaña 2014/15 y, consecuentemente, de un aumento en la demanda de gasoil y repuestos para el mantenimiento automotor», añadió el informe.
Según De Freijo, por la mayor actividad que implicó el alza de la producción, el efecto tributario positivo podría ser mayor y alcanzaría a los impuestos provinciales.
LA NACION / CAMPO