Calculan que si no empiezan las precipitaciones abundantes dentro de dos semanas, podría haber pérdidas económicas; el maíz es el más complicado.
En gran parte de la pampa húmeda los productores agropecuarios están esperando buenas noticias del cielo. Y no es por una cuestión religiosa sino por algo más terrenal: necesitan que llueva. En la zona central y norte de la provincia de Buenos Aires las precipitaciones fueron inferiores al promedio durante enero, con temperaturas altísimas.
Según los especialistas en clima, si dentro de dos semanas las lluvias no regresan a sus patrones habituales, los cultivos, primero el maíz y luego la soja, tendrán pérdidas en sus rendimientos. También la ganadería entrará en una zona de riesgo si la situación no cambia. Eso se traduciría en menor producción y en pérdidas económicas.
«En dos semanas, si no llueve lo suficiente, habría pérdidas», dijo Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología. «En enero atravesamos lo que llamamos una pausa climática», explicó, en referencia a que hasta diciembre las lluvias fueron en general positivas para la producción agrícola.
Si bien para el hemisferio sur se está atravesando el efecto de un año de El Niño, con lluvias por encima del promedio, el especialista señaló que como parte de ese fenómeno climático también hay períodos de escasez de precipitaciones. Combinadas con el exceso de calor, afectan los cultivos. «Estamos atravesando la tercera etapa de El Niño», dijo. Las dos anteriores, fin del invierno y comienzo de la primavera, trajeron buenas precipitaciones. En la tercera hay escasez y la cuarta, que comenzaría en febrero, corresponde a un clima lluvioso.
En los últimos días las lluvias no fueron suficientes para revertir el déficit hídrico, dijo Sofía Corina, de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario.
«En los partidos bonaerenses de Capitán Sarmiento o San Pedro cayeron apenas unos 12 milímetros», afirmó. Por el estado de los cultivos necesitaban no menos de 60 milímetros. «También en Baradero y Pergamino está faltando agua», añadió.
El cultivo que está con mayores riesgos es el maíz. «Hubo sequía en floración [antes de la formación del grano] que no se puede revertir por más que llueva», sostuvo.
Si ese panorama no se modifica, de un rendimiento esperado de 100 quintales por hectárea se podría bajar a 60 quintales por hectárea.
«En la próxima semana debería llover al menos 60 milímetros al noreste», estimó Corina.
La soja de primera (se siembra a partir de octubre) por el momento no está corriendo riesgos de importancia porque, según los expertos, está formando vaina (antes de la formación de granos). Sí se está complicando la soja de segunda, sembrada después de los cultivos de invierno. «Está muy baja, no llega a cubrir el rastrojo de trigo ya que sufre la falta de lluvia», señaló la especialista del GEA.
Según Mariano López, del Departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en el norte bonaerense el estado de los cultivos es regular. «La falta de lluvias y las altas temperaturas afectan la capa superficial del suelo», dijo. «No hablamos de sequía», aclaró.
Sin embargo, de acuerdo con los cálculos preliminares de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la cosecha de maíz podría tener una merma de 10% en su volumen total si no se revierte la situación.
Este cultivo fue el que tuvo mejor respuesta económica desde que en noviembre se empezó a vislumbrar el triunfo de Mauricio Macri en las elecciones presidenciales. El líder de Cambiemos había prometido llevar a cero los derechos de exportación del cereal, terminar con el cepo y eliminar las restricciones a la exportación. Desde entonces, la cotización del cereal aumentó 77,5% en pesos. Por el nuevo escenario, los analistas estimaban que habría un aumento del área sembrada con maíces de siembra tardía, pero con las altas temperaturas y la falta de agua ese pronóstico positivo está en riesgo de no cumplirse.
La escasez de lluvias en la provincia de Buenos Aires contrasta con las zonas donde todavía hay anegamientos, como el sur de Córdoba. Pero allí, según explicó la especialista Sofía Corina, a pesar de que hay campos inundados, las altas temperatura afectan el proceso de fotosíntesis de los cultivos.
Se complica el escenario
Comienzo
Hasta diciembre pasado el tiempo había acompañado la siembra de los granos gruesos (soja y maíz).
Desarrollo
En enero las elevadas temperaturas y la escasez de lluvias afectaron el desarrollo de los cultivos.
Perspectivas
Los especialistas en clima estiman que a partir del mes próximo podrían llegar las lluvias.
Otras zonas
También la ganadería está afectada. En el partido bonaerense de Dolores, por ejemplo, las pasturas están dañadas.