Muchos productores del Norte de Córdoba ya han comenzado con la cosecha de Grabanzo. La expectativa es buena en cuanto a la calidad de lo que se está obteniendo en el departamento Totoral y Colón. Pero el laboratorio de Fitopatología de la Universidad Católica de Córdoba ha reiterado la advertencia por la presencia de Rabia del garbanzo, que puede provocar pérdidas totales en la producción. La síntesis del informe es el siguiente:
«Las condiciones climáticas de esta primavera favorecieron a Ascochyta y debido a su temprana aparición
requirieron de un intenso monitoreo y varias aplicaciones en algunos casos.
Este patógeno requiere para hacer infección temperaturas bajas, en un rango entre 15 y 25° C, con humedad
relativa alta durante 6/12 hs, o 5/6 hs de mojado foliar. Las temperaturas de esta semana estimularon la
producción de conidios, por lo que se produjo una rápida escalada de severidad en los lotes. Tanto fue la
explosión que bajo estas condiciones ya no es frecuente ver manchas aisladas y, en cambio, se
produce un efecto de “tizón” presentando la característica coloración grisácea de hojas y tallos que
afecta rápidamente a todas las plantas del lote. Las que iniciaron como plantas aisladas o pequeños rodales se van transformando en manchones importantes, que toman una gran superficie».
Vale recordar que el patógeno queda en el rastrojo infectado y en la semilla, en forma de micelio y cuerpos de fructificación asexual en las hojas y tallos secos, donde se producirá la fase sexual (pseudotecios) durante los meses fríos de invierno. Los altos niveles de humedad son esenciales para la actividad saprofítica y el desarrollo de los pseudotecios, los cuales se desarrollan y maduran con temperaturas óptimas de entre 5 y 10°C. La maduración de estos cuerpos posibilitará la liberación del nuevo inóculo primario (ascosporas) en el ciclo de cultivo siguiente».
CONSIDERACIONES FINALES:
Al igual que hace un mes atrás, el patógeno sigue en actividad generando síntomas y daños importantes. Las condiciones climáticas volvieron a ser conducentes para la enfermedad.
La diferencia se establece en la incertidumbre de realizar o no el manejo químico de la enfermedad debido al tiempo que le falta al cultivo para ser cosechado.
Cada situación es particular y es recomendable consultar con el asesor de confianza sobre las acciones a realizar.