La empecinada posición argentina de no habilitar la tecnología HB4 tiene sus costos.
Esta semana, varios reportes climáticos (en especial Bolsa de Cereales de Córdoba y Buenos Aires) alertaron por el altante de lluvias que están afectando severamente a los cultivos invernales. En Córdoba, desde abril no se registran precipitaciones. El informe de la BCCBA indica que en buena parte del millón doscientos de hectáreas sembradas, hay daños leves por estrés hídrico sumado a las reiteradas heladas.
Muchos productores que se dedican al cultivo del cereal se preguntan ¿Alguna vez se podrán utilizar tecnologías para no padecer la pérdida de cultivos por las reiteradas sequías?
Es que muchos saben, desde hace un tiempo, que en Argentina se cuenta con una tecnología para sortear el problema del estrés por falta de agua.
Fue a partir del desarrollo de investigaciones con el gen HB4, llevado adelante por Bioceres, que se cuenta en el país con semejante tecnología. Todo un logro de la biotecnología argentina. Gracias al proyecto que articuló lo público y lo privado. Bioceres, junto a el equipo de Raquel Chan, de la Universidad del Litoral y el Conicet, lograron el primer trigo modificado genéticamente, al que se le insertó el paquete de genes que explica la tolerancia a la sequía del girasol.
Desde que se consiguió el germoplasma, numerosas son las jornadas – con ensayos de por medio – realizadas por Bioceres en diversos puntos de la pampa húmeda. Ensayos en Córdoba, Santa Fé y Buenos Aires lograron demostrar que donde no cayó una gota, el trigo HB4 expresó un potencial increíble de rendimiento.
Las gestiones que la compañía comenzó a realizar en diversos ámbitos, particularme en el político, no ha permitido aún su habilitación. Se aducen cuestiones de mercado, semillas de trigo que afectarían la compra de algunos cilentes (como el caso de Brasil, que está apostando a producir su propio trigo). Algunos reclaman que, una vez que Brasil aprueba el uso de esta tecnología, debería habilitarse su comercialización en el país. Los trámites llevan gestiones ante el anterior y el catual gobierno sin que hasta el momento se logre avanzar.
Más allá de las discusiones sobre si se debe comprar, si es un producto que deben elegir o no los productores, el avance de la ciencia para generar alimentos en un mundo más demandante obliga a discutir y plantear debates acerca de estos avances. Y más aún, pensar en la manera de instrumentarlos para que el trigo no pierda ante la sequía, como lo viene haciendo.