Las cuentas son sencillas. «La evapotranspiración de maíz y de soja en febrero suma 180 mm. En marzo, 130. Si en estos dos meses llueven más de 310 mm la situación empeorará y habrá problemas para cosechar y movilizar la producción», adelanta un técnico del sur de santa Fe. En esa zona, por ejemplo, los maíces de primera se compusieron luego de los fríos de septiembre y de octubre y generan perspectivas de altos rindes si se logran cosechar. Los de segunda, sembrados los primeros días de diciembre, también avanzan bien. «Están en floración avanzada y los agricultores monitorean la roya y el tizón, dos enfermedades que pueden comprometer el rinde potencial», observa el profesional. En algunos lotes hubo ataques de gusano cogollero, de difícil control.
En los campos mixtos está complicado el picado de maíces para silo. «Las máquinas se encajan a cada rato por falta de piso y van de un campo al otro», observa el asesor. Y añade: «Un productor tenía 180 hectáreas para ensilar y hasta ahora pudo picar 30, con lo cual le quedó un silo aéreo de medio metro de altura, que no sirve». Frente a eso, muchos optan por el silobolsa.
Las sojas de primera ya están en R5, muy buenas, y pueden rendir 40 quintales por hectárea. Hubo pocos ataques de insectos, con presencia esporádica de oruga bolillera y medidora, y de chinches, pero que sólo causaron entre un 5 y un 10 por ciento de defoliación y no obligaron a tratamientos.