La faena creció 10% en abril, respecto de marzo, y el promedio de lo que los argentinos comen este producto pasó de 47,9 a 52,5 kilos. El Senasa destacó la disponibilidad de stocks.
«La Argentina está muy lejos de la escasez generalizada de carne que hoy por hoy preocupa a los Estados Unidos«, destacaron desde el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa), apoyados en los datos que reflejan un aumento tanto de la producción como del consumo de este producto emblemático de la canasta familiar. La faena de carne en abril ascendió a 1,182 millones de cabezas, superando en 10% los niveles de marzo, según la Cámara de la Industria y Comercio de carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA). Y el consumo interno, que representa casi el 70% de la producción, pasó de 47,9 kilos por habitante por año en marzo a 52,5 kilos en abril, de acuerdo a datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva).
«El stock de carne en el mercado interno argentino no solo permanece estable y la provisión está prácticamente garantizada para la población, si no que, a pesar de la pandemia, la exportación se incrementó en un 17%, según números propios», estacaron desde Senasa,
La comparación inicial con los Estados Unidos no es casual. Allí, algunas de las principales plantas faenadoras fueron clausuradas en los últimos días por tener hasta 900 empleados afectados por el coronavirus. Pero acá, según el Senasa y analistas locales, los protocolos sanitarios aplicados de forma temprana y la propia dispersión geográfica de la faena funcionan como barrera para la generalización del problema. Los pocos casos detectados en frigoríficos argentinos fueron rápidamente detectados y aislados.
«Apenas iniciada la amenaza de la pandemia, Senasa dictó una batería de normas para facilitar las gestiones de productores, transportistas y establecimientos de faena y, a la vez, minimizar los riesgos de transmisión del virus. Las resoluciones se sumaron al fortalecimiento de las gestiones vía web y a la prórroga de vencimientos de habilitaciones, entre otras medidas», afirman desde el Senasa.
En este contexto, se desarrolla en el país una intensa faena bovina para abastecer tanto a un mercado local que -una vez más- muestra su pujanza, como a una exportación que se aferra a la reactivación china.
Las ventas al exterior, por su parte, se recomponen lentamente. Mientras los mercados de la Unión Europea, Israel, Rusia y Chile siguen prácticamente paralizados, China confirma su credencial de «aspiradora de carne» comprando volúmenes incluso mayores que los de un año atrás, aunque con valores más bajos que los que pagaba el año pasado.
Fuente: Clarín / Rural