La escasez de animales terminados y el precio récord del novillo pesado fuerzan un ajuste productivo largamente esperado: los ingresos a los feedlots se dispararon un 35% en noviembre, mientras que la oferta de livianos a faena cayó hasta un 15% interanual.
El sector ganadero está experimentando un cambio estratégico en el mercado, impulsado por la escasa oferta de animales pesados y los elevados precios que ha alcanzado el novillo pesado. Este ajuste productivo, largamente esperado por la cadena, busca agregar más kilos de carne por animal terminado.
Los datos publicados por SENASA hasta noviembre ya muestran indicadores de una retención en machos. La estadística de traslados a plantas de faena revela una disminución marcada en la oferta destinada a la matanza, con 1.003.685 vacunos trasladados en noviembre, lo que representa casi un 10% menos que el mismo mes del año anterior. En la categoría de novillitos, este descenso asciende al 15% interanual, con 236.148 cabezas remitidas.
En paralelo a la baja en la faena, se observa un incremento significativo en los ingresos a los corrales de engorde durante noviembre. Específicamente, hubo un 35% más de novillitos ingresando a los feedlots en comparación con el año anterior, totalizando 112.703 cabezas. Este mayor movimiento de hacienda hacia los corrales refleja una demanda adicional por animales livianos que parece superar la demanda habitual destinada al consumo.
Este incremento responde a una retención estratégica de hacienda con el objetivo de añadir kilos adicionales durante el engorde. La meta es obtener novillos más pesados que sean capaces de abastecer tanto al canal de exportación como al segmento de restaurantes y catering, que exige mayor calidad.
Impacto en la Oferta y Precios
Si esta nueva dinámica productiva se consolida, la oferta de novillitos terminados se verá fuertemente reducida durante el fin de año y los meses de verano, lo que ejercerá presión al alza sobre los precios. Los novillitos que están ingresando ahora a los feedlots con el objetivo de convertirse en novillos pesados recién estarían disponibles a partir de febrero o marzo del próximo año, dependiendo de los kilos que deban incorporar.
Adicionalmente, la oferta de carne disponible en el mercado podría verse aún más restringida debido a que varias plantas de faena han anunciado cierres temporales durante las últimas dos semanas de diciembre, influenciados por la cantidad de días no laborales y la delicada situación de parte de la industria frigorífica.
A pesar de que la relación de precios se mantiene dentro de lo habitual —el novillito liviano se sitúa en torno a $4.300 el kilo y el novillo pesado en $4.000—, este cambio de estrategia está siendo impulsado por el excepcional nivel de precios de la hacienda gorda. El novillo pesado registra un incremento interanual del 85% medido en pesos corrientes, mientras que el novillito liviano muestra una suba del 82%. Cabe destacar que los mayores incrementos (cercanos al 23% en promedio para ambas categorías) se dieron en los últimos dos meses.
La pregunta clave en esta coyuntura es cómo el mercado logrará regular esta transición. Si la escasez de oferta sostiene la suba de precios, y no se implementa en el mediano plazo un plan estratégico de recomposición del rodeo mediante instrumentos como créditos estructurados que fomenten la retención, existe el riesgo de que el incentivo a la faena interrumpa el circuito de producción de animales pesados e incluso genere un escenario perjudicial, promoviendo la liquidación de hembras para cubrir el déficit transitorio de oferta.
Fuente: Rosgan


