Sin estímulos por parte de la demanda, todo se centra en la oferta de los próximos meses.
La pérdida de forrajes que ha generado esta seca está impulsado una importante faena directa de
vacas, pero también un nivel de encierre de invernada históricamente elevado para la época del año.
Lógicamente en años en los que el clima es el que manda, ya sea por seca o por exceso de lluvias, ningún
patrón de comportamiento logra ajustarse a su estacionalidad natural.
En un año normal, los feedlots comienzan a llenarse a partir de los meses de abril-mayo alcanzando su nivel
máximo de ocupación durante el trimestre junio-julioagosto, para comenzar a descargar esta hacienda
terminada con mayor presión durante la segunda mitad del año.
Esta disponibilidad de oferta contrastada con una demanda que, aun siendo más estable, también
presenta cierta estacionalidad de consumo, no tanto en volumen cuanto, en capacidad de compra,
determinan conjuntamente la dinámica de ajuste de precios del gordo y, por traslado, de la carne vacuna.
Este año, el ritmo de llenado que han logrado los feedlots durante estos tres primeros meses resulta
un 20% superior a lo registrado un año atrás. Sin embargo, aún se desconoce cuánto de este mayor
nivel de encierre responde a un adelantamiento de los ingresos producto de la falta de campos y cuánto
a una mayor disponibilidad genuina de hacienda para engorde.
De acuerdo a los datos reportados por SENASA, 1.819.000 cabezas se encontraban alojadas en
corrales de engorde al 1ro de abril de este año. Comparado con los niveles de encierre de un año
atrás, este es el cuarto mes consecutivo en superar dichas marcas.
A diferencia de los sistemas pastoriles, el engorde a corral tiene poco margen para ajustar los ciclos, lo que
permite proyectar de manera más precisa el nivel de oferta de hacienda terminada que va a estar saliendo
en los próximos meses. En base a la misma fuente de datos, sabemos que de enero a marzo de este año
ingresaron a los corrales 11.382.000 animales, lo que equivale a un 26% más de lo ingresado en igual
período del año pasado.
Si lo que estamos viendo no es más que un adelantamiento de la curva de llenado, este elevado
nivel de encierre que, posiblemente se sostenga por uno o dos meses más, mantendrá consecuentemente
elevada la oferta de hacienda terminada por los próximos, aunque -tras cortarse- generará una
disminución de dicha oferta durante el último tramo del año que podría impulsar una corrección
significativa de valores.
Sin embargo, si lo que estamos viendo responde, a su vez, a un mayor stock genuino de terneros y terneras
para engorde, resultará más difícil esperar una recomposición efectiva de los valores de la hacienda
hasta iniciada la próxima campaña.
Recordemos que, en los últimos doce meses, el precio del ternero aumentó menos de un 30% nominal,
el gordo 67% y la carne vacuna, menos del 77% interanual (mediada a febrero). Es decir que, aun con
la corrección de precios registradas a inicios de año, tanto hacienda en pie como carne vacuna, siguen
estando retrasadas respecto de una inflación que ya supera los tres dígitos anuales.
En este contexto, el poder adquisitivo de la gente sigue muy afectado lo que no deja demasiado aire
para nuevas correcciones de valores. Asimismo, con una proyección de inflación para lo que resta del año
que no baja de los 6 puntos mensuales tampoco hay indicios de una pronta recuperación.
Por lo tanto, analizado estrictamente en base a los fundamentos propios de oferta y demanda y
excluyendo cualquier tipo de intervención de políticas cambiarias que puedan aplicarse en adelante, la
recomposición de valores de la hacienda durante el presente ciclo, estará más determinada por una
cuestión de oferta que por una recuperación real de la demanda.
Fuente: Rosgan