En una reunión zonal ampliada de CARBAP, un centenar de productores y dirigentes elevaron sus preocupaciones por la «confiscación del estado» a través de los derechos de exportación, el abandono de la infraestructura y la desconexión provincial, advirtiendo que los «gestos y discursos ya no alcanzan» para un sector vital para la economía nacional.
El sector agropecuario argentino ha alzado nuevamente su voz, exigiendo al Gobierno Nacional y a las provincias «acciones concretas» para revertir la «difícil situación» que atraviesan sus establecimientos y actividades productivas. En el marco de la primera reunión zonal ampliada organizada por la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), celebrada en la Sociedad Rural de Nueve de Julio, productores y dirigentes manifestaron un «fuerte malestar» y una «profunda desconexión» con la realidad de un interior productivo que se siente abandonado.
El reclamo central y más contundente es la «eliminación definitiva de las retenciones». Estas, denominadas por los productores como «confiscación del estado, impuesto al precio, arancel a las exportaciones», son consideradas una «carga injusta y regresiva que atenta contra el desarrollo del sector». A pesar de los esfuerzos del Gobierno Nacional por «ordenar la macroeconomía» —incluyendo disciplina fiscal, reducción de la inflación y normalización de precios relativos—, el sector considera que estos pasos, aunque necesarios, «no son suficientes para recuperar la rentabilidad y alentar la inversión».
Las preocupaciones no se limitan al ámbito nacional. A nivel provincial, los reclamos fueron igualmente «contundentes». Se denunció la «falta de inversión en infraestructura», en patrullas rurales, el «aumento desmedido del Impuesto Inmobiliario» y la «inexistente baja de impuestos». El «abandono de rutas» y el «uso discrecional de los fondos que provienen del sector» reflejan, según los productores, que «la provincia también le da la espalda a quienes producen y sostienen las economías del interior». Además, se señaló con «gran preocupación» que las provincias y municipios «no alivian sus estructuras, solo recortan partidas, por lo tanto no hay los cambios de fondo verdaderos».
Los representantes del campo, que afirman haber «acompañado con compromiso y paciencia» los procesos de cambio, advierten que «los gestos, fotos y discursos no alcanzan porque estos no devuelven rentabilidad». La urgencia de la situación es palpable: «Cada día que se posterga una medida concreta, se pierden productores, se vacían campos, se apagan historias».
El sector agropecuario, que es la «principal fuente de los dólares que el país necesita», es también generador de «mano de obra privada» y sostén de «economías locales enteras». La asamblea fue enfática al señalar que el país «no puede permitirse seguir perdiendo familias que trabajan la tierra, que invierten». Por ello, el campo «precisa respuestas reales y urgentes», concluyendo con una categórica afirmación: «Porque sin productores no hay producción, sin producción no hay futuro».
CARBAP ha manifestado su compromiso de «seguir recorriendo las zonas, escuchando a los productores, articulando con los dirigentes y siendo el canal institucional para que las cosas sucedan». Este manifiesto no es «solo un comunicado más», sino «el reflejo de un interior productivo que está de pie y movilizado».