El panel moderado por Manuel Ron estuvo centrado en la industrialización y la transformación del maíz.
Con la moderación del presidente de Bio4, Manuel Ron, el panel estuvo integrado por el
director del Programa Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la UBA, Fernando
Vilella; el representante por Argentina en el Instituto Interamericano de Cooperación para la
Agricultura (IICA) en Brasil, Gabriel Delgado; el gerente General de ACA, Víctor
Accastello; y Las Corn Portafolio Manager en Syngenta, Joaquín Guyot.
Delgado realizó una contextualización de los desafíos del agro en términos de
macroeconomía y recordó que “Argentina es el segundo país del mundo que tuvo más
recesiones por la falta de dólares, solo le ganó Congo”. Y remarcó que por ello “Si tenemos
un camino para solucionar estos problemas recurrentes de recesión deberíamos trabajar y
pensar en cambios profundos que dejen de desestimar las exportaciones”.
Delgado sostuvo que la mejora de los bienes públicos, una integración con los países
vecinos, con la adopción de la cuestión ambiental y los cambios de los consumidores,
marcan el camino para transitar en la bioeconomía.
Con una mirada en la innovación tecnológica, por parte de Syngenta, Guyot analizó que la
bioeconomía actual y del futuro están en el desarrollo de la genética, el conocimiento y la
biotecnología.
Guyot remarcó que “la biotecnología permite hacer una transformación del maíz más
eficiente, más sustentable y que genera un impacto no solamente económico, sino también
ambiental”. Y agregó: “Nos da la posibilidad de protegernos contra la adversidad como
insectos y malezas para lograr que la biomasa producida sea de cantidad y calidad
suficiente y se transforme en productos de valor”.
Como adelanto, el directivo de Syngenta expuso que en América Latina se presentará un
nuevo evento de maíz con alta amilasa para la transformación en leche y en carne y uso de
bioetanol.
A su turno, Accastello detalló el importante eje productivo que tiene el maíz en el
ecosistema cooperativo, grano principal de la operación de la Asociación de Cooperativas
Agrícolas, con 9.200.000 toneladas de maíz en el último ejercicio fiscal.
Destacó también el papel para la producción de carne vacuna y de leche, debido a que el
grano maíz integra el 70% de la dieta y para en la carne de cerdo el 65% y en la carne de
aviar y en el huevo, el 50%. Por lo tanto en la conformación de la proteína animal el maíz es
fundamental.
Para Accastello este cultivo es la estrella de la bioeconomía pensando también en los usos
bioenergéticos. “En Argentina el bioetanol corta las naftas con el 12%; hoy 60% del corte es
maíz y 40% es caña de azúcar y tiene un potencial enorme”. Y agregó: “Argentina debería ir
al E27 y 100”.
Como oportunidad el director del Programa Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la
UBA destacó que están “exportando un producto que desde el punto de vista ambiental
posee una valoración futura de los mercados por la baja huella de carbono” y sostuvo que
“el etanol que se está pudiendo ingresar al mercado europeo cumple con el estándar más
exigente en términos de ahorro en términos de carbono, cosa que Estados Unidos no puede
hacer porque su sistema no es en siembra directa”.
“Exportar un producto con valor agregado como el grano sin aprovechar esta marca
ambiental me parece que es un despropósito” y “transformarlo en proteínas o en naftas para
nuestros motores o para otros motores con la menor huella ambiental me parece que es
puede ser una estrategia virtuosa”, concluyó Vilella.