Unas 3.000 personas se reunieron en Río Cuarto para alinearse en el rol transformador de la agroindustria argentina.
La ciudad de Río Cuarto es uno de los casos emblemáticos que abonan al repetido argumento de que la agroindustria es el motor del desarrollo para las localidades del interior. Los 400 kilómetros que la separan de los puertos del gran Rosario la obligaron a pensar estrategias para que los enormes volúmenes de maíz que allí se producen -es el primer productor de maíz del país con unas 300.000 hectáreas sembradas- no sean solo un commodity de exportación, sino un insumo que desencadene el agregado de valor local. Y detrás de ese objetivo común se alinearon funcionarios y empresarios para convertir a la región en un verdadero cluster, con una importante producción de biocombustibles y electricidad a partir de la biomasa, producción de carne con los residuos de esa industria y creación de subproductos y servicios derivados de esas actividades.
La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA) es una entidad fundada por los artífices de ese cluster con el objetivo de pensar los ejes del desarrollo regional y de la Argentina hacia el mediano plazo. Y el Congreso Imagina, que FADA realiza cada dos años y que la semana pasada tuvo su tercera edición con el lema “Solo juntos”, es el evento en el que se plasma esa visión. “Argentina tiene una ventaja natural enorme, no por la tierra sino por el recurso humano que se le pone arriba para explorar lo que esta nos da. Hay que darle mucha importancia a toda la productividad que uno aumenta en la economía. El campo lo hizo y el resto -más que criticar o dividir- debería copiar”, dijo el analista económico y financiero Claudio Zuchovicki en el panel dedicado a las perspectivas económicas de mediano plazo, que a pesar de no brindar muy buenas noticias fue uno de los más concurridos del Congreso.
En la misma línea, durante el panel dedicado a la agroindustria, el economista de FADA David Miazzo afirmó que “el primer objetivo es producir más y mejor, pero el gran objetivo es darle mayor valor agregado”. Mientras decía esto, en las pantallas detrás del escenario se mostraban algunas de las cifras que FADA se encarga de difundir periódicamente y que ilustran el peso del agro en la economía local. Según esos cálculos, las cadenas agroindustriales generan uno de cada seis puestos de trabajo del sector privado de la Argentina, el 10,7 por ciento de la recaudación de impuestos, el 9,5 por ciento del PBI nacional y seis de cada diez dólares que ingresan por exportación.
Otro informe elaborado recientemente por la Fundación pone la lupa justamente sobre el bioetanol, una de las banderas de Río Cuarto para el valor agregado. “El fomento de la producción de biocombustibles posee como objetivos la diversificación de la matriz energética, el agregado de valor a la producción primaria, la sustitución de importaciones de hidrocarburos, el impulso al desarrollo regional y la generación de empleo, entre otros impactos”, afirma FADA, y añade que si las inversiones pautadas para este año en el sector se concretan, a fines de 2019 la industria contará con una capacidad instalada de 819.000 metros cúbicos. “Si dicha capacidad se utiliza al cien por ciento, se podría generar un nuevo ahorro de divisas de 128 millones de dólares y 1.119 millones de pesos más en aporte tributario”, detalla el informe.
Al respecto, el Ministro de Agricultura y Ganadería de Córdoba Sergio Busso afirmó en el Congreso Imagina: “Acá está una de las inversiones más importantes del país en etanol, estamos transformando un millón de toneladas de maíz en biocombustible, y podría ser el doble. Por ejemplo, si aumentamos el corte de las naftas con etanol”.
De detectar esas oportunidades e imaginar consensos se trató el Congreso de FADA, al que asistieron unas 3.000 personas. “Creemos que este espíritu del “Sólo Juntos” es lo que la sociedad pide a gritos, pero que a la vez, a todos nos cuesta poner en acción, enredados en polarizaciones y peleas”, afirmó Juan Cruz Carranza, presidente del Imagina 2019, en el cierre del Congreso.
Clarín