La crisis del agro hizo que se vendiera un tercio de lo que necesita el sector.
Debido a la pérdida de rentabilidad del campo, por séptimo año consecutivo las ventas de cosechadoras en el país finalizarán por debajo del nivel óptimo para asegurar una renovación del parque de estos equipos.
En 2003, tras la devaluación y el repunte de los precios del campo, la comercialización de cosechadoras comenzó a ubicarse, luego de años de muy malos resultados, por encima de los 1200 equipos, una marca considerada por los especialistas necesaria para el recambio de unidades.
Así, en 2003 se comercializaron 1923 equipos y hasta 2008 siempre se cumplieron con las metas e, incluso, con ventas por encima de ellas. Eso permitió que bajara fuertemente la antigüedad del parque de cosechadoras, compuesto por unas 25.000 máquinas, a menos de ocho años.
Sin embargo, tras el conflicto de 2008 por la resolución 125 de retenciones móviles, las ventas de cosechadoras nunca lograron posicionarse en torno de los 1200 equipos.
Y con la perspectiva proyectada para el final de 2015 se registrará el séptimo año seguido donde no se superará ese umbral recomendado. La situación obedece a la pérdida de rentabilidad de los productores y de los contratistas agrícolas, los principales compradores de estos equipos. Esto significa que no se repone al ritmo que hace falta para la competitividad del sector.
Según cifras de la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (AFAT), que agrupa a las grandes empresas del rubro, mayormente multinacionales, en 2014 se comercializaron 495 cosechadoras.
En tanto, si se observa lo vendido hasta octubre pasado, el nivel de ventas en los primeros diez meses de 2015 quedó en 442 equipos.
«Se está vendiendo por debajo de lo necesario para mantener el parque. En cosechadoras se está reponiendo un tercio de lo que hace falta», expresó Héctor Sendoya, consultor y ex ejecutivo de varias empresas de maquinaria.
Para el consultor, lo que ocurre en este rubro revela un nivel de desinversión similar al que se vivió en 1999-2002, cuando las ventas nunca superaron los 600 equipos por año.
Si bien faltan contabilizar las ventas de noviembre y diciembre, hoy las 442 máquinas de los primeros diez meses del año se ubican entre los peores registros de la última década. En todo 2002 se colocaron 360 máquinas, en 2009 fueron 390 unidades y, en 2014, unas 495 cosechadoras.
Para Sendoya, sólo «un cambio positivo en las expectativas» de los productores puede lograr un relanzamiento de la producción que impacte en más ventas de estos equipos.
«Hace muchos años viene bajando la reposición y las cifras se encuentran entre las más bajas históricas», alertó.
En el caso de los tractores, todos los años deberían reponerse entre 6000 y 7000 unidades. Según los números de AFAT, la última vez que hubo una cifra cercana a ese rango fue en 2013, con un mercado de 5683 tractores.
Ahora, 2015 será el segundo año consecutivo por debajo del nivel óptimo, ya que entre enero y octubre últimos se llevaban comercializadas 2962 unidades. Se trata de la mitad del nivel aconsejado.
En medio de la coyuntura económica, Sendoya cree que los precios en dólares de los equipos ya estarían en torno de un tipo de cambio de 12 a 13 pesos.
Diferencias
En una comparación de valores que realizó en julio pasado el Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina (SRA) se observaron fuertes contrastes entre los precios de los tractores en la Argentina versus Uruguay y Brasil.
Así, para un mismo tractor de igual tecnología, un equipo de 110 HP (potencia) que costaba en ese momento 72.000 dólares en la Argentina se conseguía a US$ 42.000 en Brasil y Uruguay, según el relevamiento que hizo la Rural con las organizaciones agropecuarias de la región.
En la Rural explicaron que en esa disparidad influyen cuestiones del tipo de cambio, aranceles de importación, impuestos, el costo laboral y la inflación.
fuente: La Nación Campo