Cubrir de forma correcta la demanda de agua de los animales puede generar hasta un litro más de leche por animal; el tambo modelo del INTA Rafaela.
Desde el INTA Rafaela remarcan la importancia de acompañar la demanda de los rodeos con la disponibilidad de agua en las parcelas. El ejemplo del Tambo Roca sirve para aplicar en tambos promedio de la región más lechera. El agua disponible en cada parcela puede llegar a mejorar en dos litros diarios por animal a la producción.
Desde hace muchos años el INTA Rafaela cuenta con un tambo en tierra arrendada afuera de su Estación Experimental Agropecuaria en el centro-oeste de la provincia de Santa Fe. Aquí se plantean situaciones habituales para las unidades productivas de la región.
Sobre el sector oeste de la Ruta Provincial 70 y a pocos kilómetros de Rafaela, Tambo Roca empezó siendo una unidad demostrativa para la región, para un sistema típico, donde se mostraron siempre tecnologías, modelos de producción.
Hace tres años se discutió lo que se podía hacer en el lugar con la Universidad Nacional del Litoral, a través de las dos facultades ubicadas en Esperanza, más CREA Centro de Santa Fe. A cargo de Guillermo Cavallero y con todo el legado de Mario Mondino, su responsable durante años como parte del Proyecto Lechero del INTA, esta es una nueva etapa para hacer prácticas de tecnología y procesos.
En este lugar, con una misma sala de ordeño hay “dos tambos en uno porque hay dos biotipos, holando argentino y cruza Holando-Jersey, para comparar en un mismo lugar y con un mismo sistema lo que puede hacer cada rodeo, teniendo información descriptiva del funcionamiento”, explicó Cavallero en oportunidad de recibir a un contingente del Círculo Argentino de Periodistas Agrarios.
También presente junto a los responsables de la Agencia de Extensión Rural Castellanos, el director de la EEA Rafaela del INTA e ingeniero, Jorge Villar, explicó que “la intención es trabajar para generar un modelo productivo y modelo sustentable para los productores de la región, no solo para los tamberos, sino también para el ambiente y con sustentabilidad social”.
“Esta unidad tiene que ser autosustentable, para ser demostrativa. La gestión económica la hace la cooperadora de la experimental del INTA, teniendo en cuenta que la producción se hace en campo arrendado de 120 hectáreas, donde hay 120 holando y 120 animales cruza, en un modelo pastoril intensivo, que copia lo que le sucede a un productor medio”, agregó Luis Romero, otro de los especialistas lecheros que tiene la institución. Él también coordina las tareas que llevan adelante cinco trabajadores, entre ellos los tamberos, Ariel y Mirta, que todos los días trabajan en la fosa durante dos horas y media, a las 4 de la mañana y a las 3 de la tarde, para obtener la materia prima, en un esquema de tambo asociativo. El esfuerzo de ambas partes es bien repartido y acordado, tal como sucede en muchísimas unidades productivas del país, corroborando que “el reparto de tareas mejora el resultado final del trabajo”.
Desde Tambo Roca se elaboran informes semanales con datos comparativos, productivos y reproductivos con lo cual se ofrece información de referencia para que los productores decidan sobre sus propios tambos. Con la incorporación del rodeo cruza, se entiende que “es un proceso que se está estabilizando y en un año se podría tener un parámetro concreto de resultados y seguimiento”. Se busca motivar a quienes alquilan y esperan hacer inversiones como las que se cuentan en este lugar donde hay sombras fijas y móviles, aguadas, riel para tacto, automatización en la sala de ordeño con retirador automático de pezoneras, entre otros detalles para la mejora de la tarea cotidiana.
Una de las particularidades que se muestran en Tambo Roca es el sistema de agua en parcela, una manera ideal de tener cerca de los rodeos. En cada lote hay un bebedero, herramienta fundamental de la producción y clave para los días de altas temperaturas.
El geólogo Rubén Tosolini entiende que, en los meses de más altas temperaturas y también a lo largo del año, el tema del agua en el tambo se está abordando desde distintas disciplinas. En este sentido, agregó: “Empieza a ser crítico porque muchos establecimientos tamberos han crecido en cantidad de animales y producción por animal, pero muy pocos se han sentado a la mesa a pensar si el agua que tienen alcanza para ese rodeo, lo cual en la mayoría de los casos tiene una respuesta negativa”.
“Lo que estamos pregonando desde el INTA es que se empiecen a elaborar planes hídricos, para que la ampliación de los rodeos esté acompañada por la implicancia en la demanda de agua. Hay que saber cuántos litros por día se necesitan, cuántos litros hay que sacar del acuífero, cómo se va a hacer eso y con qué tecnologías. Ese razonamiento que parece simple, es complejo a veces llegar a lograrlo”, explicó.
Tosolini abunda en que los productores argentinos son muy buenos elaborando y ejecutando planes de rotación, de alimentación, pero totalmente deficitarios en los planes hídricos. “Hay que pensar cuál va a ser el escenario a corto, mediano y largo plazo, deben calcular la demanda y ver dónde está el punto flaco en la producción. Hay que hacer el diagnóstico del campo, que debe partir de la demanda según la cantidad de animales por día, hay que medir los almacenamientos y la oferta, según la calidad y cantidad de agua disponible, con lo que se logra un balance y se puede entender si realmente alcanza para la producción planificada”, comentó el geólogo.
No todas son hipótesis y hay que contemplar por ejemplo esos días de verano en los que hay alto consumo de agua, pero en los que no hay viento para mover los molinos. “Eso tiene que estar contemplado en un plan que va a permitir tomar decisiones. En la gran mayoría de los casos, el punto más flaco es el almacenamiento, que es muy bajo. Lo que uno calcula es que hay que tener en el campo entre cinco y diez días de agua disponible de acuerdo al consumo de los animales, para contemplar todos los problemas que se pueden dar juntos, fin de semana, feriados o con faltantes de repuestos, por ejemplo”, ejemplificó Tosolini.
Para “dormir tranquilo”, hay que planificar. Si se usan molinos, bombas solares, bombas centrífugas, se decide en función al acuífero disponible.
También agregó: “El acuífero central sobre el que estamos ubicados, que abarca la cuenca santafesina, chaqueña y cordobesa, es bastante pobre, entonces hay que buscar todas las estrategias que me permitan sacar poca agua, pero más constante en el tiempo. Los animales toman más de cien litros por día, por lo tanto, la demanda varía según el tamaño del rodeo y el almacenamiento tiene que estar en esa proporción y con un correcto dimensionamiento”.
Claro que el cuestionamiento y sobre todo en los tambos chicos está en el repago de las inversiones en cuanto al agua. “Llevar agua a la parcela para que el animal no camine para buscarla, se tiene que entender que a la semana el animal registra un cambio que es concretamente un litro de leche por vaca, por día. Si yo le cambio la calidad del agua disponible, de mucha a poca sal, también se puede sumar un litro más, con lo cual, al hacer los números, es un retorno muy rápido para el productor en lo económico, pero sobre todo tiene que ver con el bienestar del animal”, insistió el especialista.
Tosolini exhibió un sistema muy simple con cañerías lineales que salen del tanque de reserva que tiene el tambo, que por diferencia de altura tienen la capacidad de llenar los bebederos móviles y livianos de plástico que se rellenan a medida que los animales toman. Tener en cada parcela el agua, no perder tiempo en trasladar los rodeos para beber, no generar al animal la espera para saciar su necesidad produce un efecto de mayor mansedumbre, que hace mucho más fácil al manejo.
“Este es un tema que planteamos y podemos mostrar, para que los productores lo empiecen a pensar, indaguen, pregunten antes de tomar una decisión. Hay muchas tecnologías para aplicar que son blandas y que van a permitir pegar un salto en la calidad de la producción”, destacó.
Claro que, desde la primavera, se ve una intensificación en el trabajo para la instalación de sombras artificiales, aunque los animales prefieran estar debajo de los árboles. Es imprescindible contar con estos dos elementos en todos los tambos, agua y sombra, para que el impacto que genera la falta de precio al productor no se incremente por una merma notoria en la cantidad de litros diarios.
Ya hay casos en los que la baja registra un diez por ciento respecto a algunas semanas atrás, con la instalación de días de más de 30 grados en la mayor parte de las horas de luz. El confort y el bienestar animal genera un mejor vínculo con las protagonistas de la producción lechera, pero también se corresponde con el ingreso económico de cada tambo.
Fuente: Agrofy News.