Los agricultores estadounidenses arrienda cada vez más tractores, cosechadoras y otras maquinarias a medida que los precios de los granos continúan su descenso, lo que ayuda a fortalecer las ventas de los fabricantes. El cambio, sin embargo, genera el riesgo de saturar aún más el mercado de equipos agrícolas.
Durante la mayor parte de la última década, los productores aprovecharon los altos precios de los granos y los generosos beneficios tributarios del gobierno para adquirir nuevas máquinas una vez al año o cada dos años de fabricantes como Deere Co. y CNH Industrial NV. Ahora, la caída de los precios del maíz y otras cosechas y la reducción de los incentivos fiscales han disminuido el gasto en equipos.
El descenso se ha extendido al mercado de equipos usados, donde los precios de los tractores de mayor potencia han bajado hasta 25% en los últimos doce meses, según concesionarios y analistas. El descenso de los precios de los usados debilita el poder adquisitivo por nuevos modelos al disminuir el valor de la maquinaria que los agricultores entregan como parte de pago.
El alquiler de equipos protege a los agricultores del deterioro en los precios de los equipos usados puesto que se pueden deshacer de ellos cuando expira el contrato, tras dos o tres años. Los alquileres también permiten que los agricultores conserven efectivo en un momento en que sus ganancias disminuyen.
«Cuando la economía agrícola está de capa caída, los alquileres adquieren una gran importancia», dijo Rob Shelton, gerente de cuenta de Legacy Equipment, un concesionario de Deere en Paragould, Arkansas. Shelton indicó que la concesionaria dio en arriendo 175 tractores nuevos y usados en el segundo trimestre y cerca de 15 cosechadoras en agosto y septiembre, después de casi ningún alquiler durante varios años.
El agricultor Steve Fox solía entregar sus tractores como parte de pago cuando compraba un nuevo modelo cada año de por medio, pero ahora alquila 10 tractores de Deere y CNH. Un contrato de arriendo a tres años por un tractor grande le cuesta cerca de US$40.000 al año. En el trascurso de los tres años, pagará cerca de la mitad de lo que le costaría un tractor nuevo. «Siempre he comprado, pero ahora no lo puedo costear. No se pueden hacer los pagos (por un tractor nuevo) lo suficien-temente rápido para compensar lo que está perdiendo» en valor, dijo Fox, que tiene una plantación de unas 6.500 hectáreas de arroz y soya en el noreste de Arkansas.
Para empresas como Deere, CNH y AGCO Corp., que en su conjunto representan cerca de 90% del mercado de tractores de alta potencia en EE.UU., los alquileres ayudan a generar demanda en lo que se ha transformado en el mayor bajón del mercado de maquinaria agrícola en más de una década. Deere, el líder del mercado de tractores de más de 100 caballos de fuerza y con una participación en torno al 60%, ha sufrido una caída en las ventas de sus equipos agrícolas, una cifra que incluye los arriendos, de 25% en los últimos tres trimestres comparado con igual lapso del año previo. Su ganancia de los nueve primeros meses del año retrocedió 54%.
El año pasado, los ingresos de Deere provenientes del alquiler de equipos crecieron 24% desde los niveles de 2013 para llegar a los US$435 millones, según un análisis de Vertical Research Partners de los documentos que la compañía envió a los reguladores. Los pagos por alquiler representaron 23% de los ingresos de US$1.890 millones registrados el año pasado por John Deere Capital Corp., la filial de financiamiento de la compañía. En los últimos meses, la subsidiaria de financiamiento de clientes ha estado comprando alrededor de 40% de los tractores de muchos caballos de fuerza de la empresa con el fin de arrendarlos a los agricultores, según un informe de Barclays.
Un portavoz de Deere reconoció que los alquileres de maquinaria están aumentando, pero cuestionó la cifra del 40%. «El 40% no es consistente con lo que hemos observado», manifestó, pero no quiso entrar en detalles.
Las ventas de tractores con tracción en dos ruedas con motores de más de 100 caballos de fuerza totalizaron 1.597 unidades en Estados Unidos en septiembre, una caída de 42% frente a igual mes del año anterior, según la Asociación de Fabricantes de Equipos.
Una mayor dependencia de los alquileres para generar volúmenes de ventas acarrea riesgos para los fabricantes. Si muchos agricultores optan por no comprar los equipos una vez que vencen los contratos, las devoluciones podrían saturar un merca-do de maquinaria usada donde ya hay un exceso de oferta y socavar la demanda al reducir los precios de la maquinaria entregada como parte de pago. «Cuando se recurre a los alquileres, hay que tener cuidado de no hacerlo más de la cuenta», advirtió Greg Peterson, un consultor que sigue de cerca los precios de la maquinaria usada en las subastas.
Algunos analistas señalan que el actual exceso de suministro de equipo usado podría perdurar por más tiempo del que prevén los fabricantes. La razón es que la mayoría de los volúmenes sin precedentes vendidos entre 2010 y 2014 todavía no llega al mercado de segunda mano. Apenas 9% de los 37.138 tractores de alta potencia vendidos en 2013 han llegado al mercado usado y 24% de las ventas de 2012, según Barclays.
«El mercado de segunda mano no ha logrado absorber la primera parte del auge» de las ventas de nuevos equipos, dijo el analista del banco británico Rob Wertheimer. «El exceso en el mercado de tractores usados se exacerbará en los próximos dos a tres años. Es probable que los precios de la maquinaria usada sigan cayendo».
fuente: The Wall Street Journal/La Nación