Desde la compañía sostienen que las estrategias para frenar la aparición de especies difíciles deben ajustarse a partir del fin de la campaña gruesa e inicio de la fina.
La cosecha de maíz tiene un avance del ocho por ciento y la de soja, de apenas uno por ciento a nivel nacional, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Por eso, con un progreso tan incipiente y que muestra un retraso frente al del año pasado, quizás suene apresurado comenzar a trazar los primeros esbozos sobre lo que se viene para la siembra de cultivos invernales.
No obstante, en la mente de los productores ambas prácticas –cosecha y siembra– se combinan en esta época del año y por eso comienza a circular la planificación de la nueva campaña.
El primer punto a tener en cuenta al respecto es que el pronóstico agroclimático muestra un escenario “Neutro”; es decir, con lluvias que rondarían lo normal. Sin embargo, esta previsión ocurriría luego del paso de La Niña, lo que significa una situación de sequía que ha afectado a vastas zonas productivas del país, pero que tuvo un aliciente en las últimas semanas con lluvias que recargaron los perfiles.
Es clave para quienes están empezando a planificar un barbecho: ante este escenario, las malezas difíciles pueden encontrar espacios para su multiplicación, crecimiento y persistencia, dificultando el manejo posterior de los lotes.
“La planificación del barbecho tiene influencia directa en la presencia y evolución de muchas de estas malezas. El éxito de un buen plan de control de malezas depende en gran medida de lo que hagamos en el otoño. Principalmente pensando en la eficiencia de uso de los recursos tecnológicos y económicos”, remarca Juan Caporicci, Gerente de Servicio Tëcnico de FMC.
Los últimos pulsos pluviométricos, según Caporicci, si llegan a estar acompañados de temperaturas benévolas, pueden derivar en una germinación temprana y una fuerte expresión del banco de semillas de malezas otoño-invernales.
Por eso, “la recomendación es realizar tratamientos que controlen con la mayor eficiencia posible las malezas presentes y dejen en el suelo un control residual persistente para cuidar cada milímetro de lluvia que caiga durante el invierno”.
Adicionalmente, para Caporicci, al no conocerse todavía las intenciones de siembra fina, hay que pensar estrategias versátiles que permitan tanto continuar con el barbecho hasta la campaña estival, o bien implantar trigo o cebada.
Tratamiento
Entre las diferentes especies que amenazan a la producción agrícola argentina, Rama Negra (Conyza sp) es la de mayor dispersión y presencia.
En este segmento, FMC posee Finesse WG, un herbicida residual, selectivo a cultivos de fina, pero también con un muy buen espectro de control de malezas invernales y muy buena persistencia para que los sucesivos nacimientos se mantengan casi sin expresión durante el mayor tiempo posible.
“Todas las campañas son diferentes y cada año se renuevan los desafíos, lo importante es estar preparado para los mismos. Hay información disponible; siempre es buena la información que nos arroja la historia de cada lote, para que las decisiones de manejo persigan o sean parte de una estrategia. Sin estrategia, solo somos reactivos a los cambios, y muchas veces incurrimos en costos propios de la campaña que podrían ser evitados en un sistema de producción estabilizado”, subraya Caporicci.
Para el directivo de FMC, dejar decisiones para más adelante; es decir, atacar los problemas antes de prevenirlos, significa casi siempre mayores costos, no solo económicos, sino también ambientales y productivos.
“Hay que repensar cada año cómo se debe continuar la estrategia de manejo, por el solo hecho de que las malezas cambian con cada campaña. Se debe planificar en forma integrada la prevención de las malezas de difícil control, con el fin de cuidar cada milímetro de agua ingresado al perfil de suelo, y siempre recordar que la base de la estrategia es hacer algo en el otoño”, resume.