El InCAIR revela una mejora en la actividad del sector, impulsada por una demanda agrícola robusta, pero las elecciones y la baja disponibilidad de tierras frenan un mayor despegue.
El “Índice de actividad del mercado inmobiliario rural” (InCAIR), una herramienta mensual que mide la «actividad» del mercado y no sus precios o valores, ha registrado una evolución positiva en el último periodo. Tomando como referencia máxima los 100 puntos correspondientes al pico de mayor actividad histórica, el índice actual muestra signos alentadores.
Específicamente, se ha observado una mejora de 5,07 puntos respecto al mes de julio, lo que contribuye a que «se consolide la tendencia positiva de la actividad» en el sector. Esta recuperación indica un dinamismo creciente en las transacciones de tierras rurales.
Sin embargo, el panorama no está exento de factores que imponen cierta moderación. Según los datos, «las próximas elecciones, cómo suele suceder habitualmente, frenan algunas decisiones tanto de inversores como propietarios». Esta cautela preelectoral es un comportamiento recurrente que ralentiza ciertas operaciones a la espera de definiciones políticas.
En cuanto a las fuerzas de mercado, se destaca que «se mantiene muy firme la demanda agrícola». El interés por tierras con aptitud para la producción agropecuaria es notablemente fuerte. Pese a esta demanda robusta, el principal obstáculo reside en la oferta: existe «muy poca oferta» disponible en el mercado para satisfacer el alto interés.
En síntesis, el mercado inmobiliario rural argentino presenta una doble faceta: por un lado, una actividad en ascenso y una demanda agrícola sólida que impulsan el sector; por el otro, la incertidumbre política y la escasez de tierras disponibles actúan como limitantes para un crecimiento aún más acelerado. La dinámica actual sugiere que, aunque hay un optimismo palpable, la prudencia y la oferta seguirán siendo factores clave a monitorear.
Fuente: InCAIR
