El tratamiento de esta condición aporta beneficios clave en cultivos de verano, ayudando a potenciar los rindes frente a condiciones climáticas extremas.
En cultivos como soja y maíz, el estrés provocado por golpes de calor, heladas, sequía, fitotoxicidad e incluso granizo, es un desafío constante para los productores. Según Adrián Balsa, líder de bioestimulantes de Yara Latinoamérica: “El estrés es inevitable, pero contamos con herramientas que permiten abordarlo desde la prevención y la recuperación para minimizar su impacto en el rendimiento”.
Los bioestimulantes, en combinación con nutrientes, han demostrado ser una estrategia efectiva para mitigar el impacto del estrés abiótico, al reducir la caída en la tasa de crecimiento y mejorar los rendimientos. Ensayos a campo han evidenciado que la aplicación de YaraAmplix BIOTRAC en soja genera, en promedio, un incremento de 250 kg/ha en comparación con cultivos no tratados. Al respecto, Balsa señala: “El tratamiento preventivo al estrés muestra mejores resultados, ya que el cultivo recibe señales adecuadas para estar preparado ante condiciones adversas”.
Cuando el cultivo ya está afectado, las aplicaciones de rescate cumplen un rol fundamental para fomentar su recuperación. En estos casos, se recomienda el uso de YaraVita CROPLIFT BIO, un multinutriente con bioactivadores diseñado para acelerar la regeneración del cultivo tras eventos como granizo, heladas o daños por herbicidas. Según Balsa: “Esta solución asegura una recuperación eficiente del cultivo, impulsando su capacidad para compensar pérdidas y maximizar el rendimiento”.
Finalmente, Balsa subraya la importancia de un enfoque integral: “La clave para enfrentar el estrés abiótico está en una combinación de tecnologías que integren bioactivos, nutrientes y un manejo oportuno. Sólo así se logra sostener el potencial de rendimiento, logrando cultivos más resilientes ante condiciones adversas”.