El Infiorme elaborado por CONINAGRO mide la capacidad de estos productos para adquirir una amplia gama de insumos, costos e inversiones del sector agropecuario, que incluyen herbicidas, fletes y maquinaria, y 20 variables más que se analizan.
La campaña agrícola 2024/2025 enfrenta un escenario desafiante debido a la baja en los precios internacionales. La caída de los precios ha generado una pérdida de poder adquisitivo frente a la mayoría de los insumos, costos e inversiones agropecuarias.
CONINAGRO presentó su informe mensual que analiza el poder de compra de seis productos clave de la producción agropecuaria en Argentina: soja, maíz, trigo, ternero, novillito y leche. Este indicador mide la capacidad de estos productos para adquirir una amplia gama de insumos, costos e inversiones del sector agropecuario, que incluyen herbicidas, fletes y maquinaria, y 20 variables más que se analizan.
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El estudio tiene por objetivo monitorear cómo evolucionan las relaciones entre precios y costos en el agro, proporcionando una herramienta clave para evaluar la competitividad de los productores. Este enfoque, basado en un análisis insumo-producto, permite observar integralmente las dinámicas de costos y precios, ofreciendo una perspectiva valiosa sobre la competitividad del sector.
En esta edición, el análisis se centra en la soja, además de ser una unidad de cuenta para la producción agrícola, es el cultivo que mayor pérdida de poder adquisitivo ha tenido en el último año y respecto al promedio de los últimos 5 años.
Una de las variables en donde la pérdida de poder de compra ha sido mayor es la maquinaria agrícola. Por ejemplo, para adquirir una cosechadora, en enero de 2025 se necesitaron 20% más de toneladas de soja que en enero de 2024. En términos absolutos, se requieren 1.650 toneladas de soja para comprar una cosechadora, 270 toneladas más que un año antes.
Con respecto al promedio de los últimos 5 años, la cuenta es todavía más negativa, se precisa 39% más de soja para comprar una cosechadora, 42% más para una sembradora y 38% más para un tractor.
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En un contexto de apreciación cambiaria, sube en dólares el valor de algunos componentes de la estructura de costos que están expresados en pesos, como es el caso de los fletes. En enero de 2025 se requirieron 34% más de kilos de soja para pagar un flete que en enero de 2024.
En gran parte, el encarecimiento de los fletes está relacionado al gasoil, insumo frente al que los granos también perdieron poder de compra. En enero de 2025 se necesitaron 40% más de kilos de soja para pagar un litro de gasoil que en enero de 2024.
La relación de intercambio entre soja y fertilizante DAP (fosfato diamónico) viene mejorando. En enero de 2025 se necesitaron 2,9 kg de soja para adquirir 1 kg de DAP, mientras que en enero de 2024 era de 3,1 kg, representando una baja del 6% en un año. Pero si tomamos el promedio de 5 años, los valores actuales están 14% por encima del promedio, es decir, se necesita 14% más de soja para adquirir este fertilizante.
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Las excepciones
Un insumo relevante al analizar el poder de compra de la soja es el glifosato, que también tuvo bajas de precios a nivel internacional luego de haber alcanzado récords en 2022. En enero de 2025 se requirieron 34% menos kilos de soja respecto a enero de 2024, y cayó 22% con respecto al promedio de los últimos 5 años. De esta manera, el poder de compra de la soja mejoró sensiblemente respecto a un herbicida clave.
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Otro dato positivo es con relación al valor de la tierra. En enero de 2025 eran necesarias 58,9 toneladas de soja para comprar 1 hectárea. En enero de 2024 se precisaron 61,4 toneladas, lo que representa una disminución de 2,5 tonelada (-4%) en un año. El dato más significativo se observa el promedio de los 5 años donde se necesitaban 65,2 toneladas, lo que indica que los valores actuales son -10% inferiores al promedio histórico. En esta caída tuvo mucho que ver la reducción de la brecha cambiaria, ya que el valor de los campos está expresado en dólares MEP/Blue y el valor de la soja en dólares oficiales.