El horizonte de pronóstico más corto significa que las probabilidades de al menos un El Niño ‘fuerte’ aumentaron al 71%, explicaron desde el Centro de Predicción Climática.
Hay una probabilidad superior al 95%, que el patrón climático de El Niño se mantenga entre enero y marzo de 2024 en el hemisferio norte, según el Centro de Predicción Climática (CPC).
Bajo ese panorama, desde CPC consideraron que en agosto, las temperaturas de la superficie del mar estuvieron por encima del promedio en todo el océano Pacífico ecuatorial, con un fortalecimiento en el Pacífico central y centro-oriental.
En ese sentido, Chris Hyde, meteorólogo de la empresa de tecnología espacial Maxar, destacó que a medida que El Niño se fortalezca, es muy probable que tenga un impacto significativo en la próxima temporada de crecimiento de las áreas de producción de cultivos en el hemisferio sur. Y que este impacto abarcará zonas como Sudáfrica, el sudeste asiático, Australia y Brasil, donde las condiciones climáticas tienden a ser más secas y cálidas de lo habitual.
«A pesar de que El Niño presenta una amplitud media similar a la del mes pasado, el horizonte de pronósticos más corto ha llevado a un aumento en las probabilidades de que al menos se desarrolle un El Niño ‘fuerte’, llegando a un 71%”, indicó Hyde.
El fenómeno de El Niño se origina debido a la debilitación de los vientos alisios, que se vuelven más débiles de lo normal. Esto provoca la acumulación de agua cálida en las zonas ecuatoriales del océano Pacífico, desplazándose hacia el este, específicamente en la región oriental del océano Pacífico. La temperatura más elevada en la superficie del agua provoca un calentamiento atmosférico, lo que a su vez causa que el aire húmedo ascienda, dando lugar a la formación de nubes y la generación de tormentas.
Por otro lado, el fenómeno opuesto a El Niño, conocido como La Niña, se caracteriza por el fortalecimiento de los vientos alisios, lo que conduce a la acumulación de aguas frías en la región ecuatorial del Pacífico oriental. Esto provoca un enfriamiento atmosférico debido al contacto con las aguas superficiales más frías del océano, y la falta de calentamiento impide la evaporación del agua y el ascenso del aire, lo que resulta en una disminución anómala de las lluvias y las tormentas.
Fuente: Agrofy News