El debate se centra en el uso del germoplasma
Las empresas agrupadas en la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) por un lado y las entidades del agro por el otro -Sociedad Rural Argentina (SRA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y Coninagro-, buscaran cerrar un principio de acuerdo por el cobro de la biotecnología y también por el año de corte para el uso del germoplasma. De llegar a buen puerto, será el Gobierno el que termine por definir si avanza en la modificación de la ley de simientes que data de 1973.
Semanas atrás los productores habían propuesto a la industria que todas las variedades creadas con anterioridad al 2012 sean de uso propio (gratis) y por las posteriores aceptaban pagarlas.
La iniciativa no fue bien recibida en principio por aquellas empresas que concentran su negocio 100% del trigo. Muchas de ellas tienen productos que salieron a la venta en el 2007 y que depende en un 50% de sus ingresos, con lo cual dejar de lado eso significaría un alto costo.
Por eso, ASA llevara hoy a la reunión que el corte sea al 2010 y que el mismo tenga excepciones en aquellas variedades del cereal que son de mayor uso por parte de los productores.
Las entidades, que están al tanto de la oferta, no verían con malos ojos la idea de la industria y sólo restaría ver la letra chica para dar el sí.
Aunque objetaron que no aceptarían pagar por el germoplasma los 20 años que estipula la aprobación de la patente por parte del Instituto Nacional de Semillas (Inase).
La idea que tiene el campo es que al menos se cobre hasta los tres o cuatro años, pero no más. Esto anticiparía un nuevo capítulo a resolver entre las partes.
Resuelto o no el tema de la variedad, lo que también se definirá hoy es el cobro de las regalías. En este punto las empresas buscaran darle previsibilidad al agricultor por el cual cada vez que se use la semilla deberán pagar un precio que tendrá un plazo máximo de contrato que rondaría los tres años y para eso mantendrán un mismo valor en dicho periodo sin aumentarlo, pero si bajarlo; éste responderá a la estrategia comercial de cada compañía.
Un tema no menor es que está faltando una pata de la mesa. Se trata de la Federación Agraria Argentina que decidió desde hace mucho salir de las reuniones por no estar de acuerdo con lo que hasta el momento se viene hablando.
Su presidente Omar Príncipe, abogó en un comunicado tras ser reelecto: «Nosotros queremos que Argentina siga teniendo el derecho al uso propio por parte de los productores y que la tecnología que contiene la semilla se pague en la bolsa. Creemos que hay que reconocer la propiedad intelectual, pero cuando se paga la bolsa de semillas, se termina todo».
«Necesitamos una nueva ley, para no ser funcional a algunas empresas y porque creemos que el Estado es quién debe fiscalizar esto», concluyó Príncipe.
BAE Negocios