Córdoba, la provincia con más datos sobre la condición de sus suelos

A partir de un trabajo conjunto entre el INTA y el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba, ya está relevado el 92% del suelo mediterráneo, con un cúmulo de valiosa información para la toma de decisiones. Al cerrar el 2022, más del 60% de esos datos ya estaba publicado y es de acceso libre y gratuito.

Contar con un panorama de la composición del suelo, de sus características y también de sus aptitudes, y cómo se distribuyen sus rasgos en una superficie geográfica, resulta vital para planificar de forma racional y sostenible su utilización. El objetivo principal de las cartas o mapas de suelos es, precisamente, reunir, ordenar y poner a disposición del usuario todo este cúmulo de datos, información y conocimiento sobre las propiedades de los suelos, mostrar su distribución y, en virtud de sus capacidades de uso, ofrecer normas generales para su manejo y conservación.

Como resultado de un trabajo conjunto entre el Centro Regional Córdoba del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), y el Gobierno de la Provincia a través del Ministerio de Agricultura y Ganadería, Córdoba es una de las provincias que más avances ha realizado en los últimos años para contar con todo su territorio relevado. Un equipo de trabajo integrado por profesionales y especialistas de ambos estamentos trabajan diariamente para esa meta, logrando que a la fecha esté relevado el 92% de la superficie provincial, y más del 60% de esa información recabada, analizada y procesada, se encuentra publicada y disponible en distintos portales, con acceso libre para el usuario.

A través de los sitios web Cartas de Suelos Córdoba (http://suelos.cba.gov.ar) e IDECOR (https://www.mapascordoba.gob.ar/), los ingenieros agrónomos y profesionales de ramas diversas, estudiantes, productores, trabajadores vinculados a la actividad productiva y cualquier persona interesada en obtener datos sobre algún sector determinado del territorio provincial, encontrarán los datos necesarios para el desarrollo de sus tareas.

Preguntas que tienen respuesta

La mejor manera de comprender el alcance y la importancia que tienen las cartas de suelo, es esbozar algunas de las muchas inquietudes que se pueden responder consultándolas. En la presentación que realiza IDECOR (Infraestructura de Datos Espaciales para la Provincia de Córdoba) se detallan algunas. Por ejemplo, a nivel provincial o departamental, ¿cuántas hectáreas de los mejores suelos de la provincia no están siendo utilizadas en actividades agrícolas?, ¿cómo se relaciona el tipo de cobertura (land cover) con la capacidad productiva del suelo?, ¿cómo se está utilizando el recurso suelo desde una perspectiva de manejo sustentable? Y si la consulta es más ceñida en cuanto al área, por ejemplo, a nivel predial o zonal, ¿qué tipo de suelo o índice de productividad predominante tiene un predio determinado?, ¿es factible hacer un primer diagnóstico a nivel predial que nos permita delimitar áreas homogéneas con potencial manejo diferencial?

Estos y otros numerosos interrogantes y necesidades pueden ser subsanados a través de las cartas de suelo.

El paso a paso

Los ingenieros agrónomos Lautaro Faule y Maximiliano Pérez, el primero del INTA y el segundo de la cartera productiva provincial, son dos de los principales integrantes de un equipo de trabajo conjunto, interdisciplinario y dinámico que tiene a su cargo la realización y publicación de las cartas de suelos de Córdoba. Su trabajo incluye varias etapas: la recopilación de material informativo ya existente de cada sector de la provincia; la interpretación de lo recolectado; y la validación a campo de los datos procesados. Esto incluye miles de kilómetros recorridos, toma de muestras, análisis de laboratorio y mucha “lectura” y procesamiento fotografías aéreas, imágenes satelitales y modelos digitales de elevación.

“En primer lugar creo que es bueno aclarar que el sistema que utilizamos nosotros es el del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), que incluye un sistema de clasificación de suelos (Soil Taxonomy) y un sistema de evaluación de tierras para determinar usos potenciales y limitantes (Land Capability). De allí viene nuestra metodología de trabajo y vale aclararlo porque hay otras formas de trabajo en el mundo, como el método FAO o Sistema Francés”, explicó Pérez.

“El trabajo comienza con la elección del área que se va a cartografiar o mapear. Estas zonas coinciden con las cartas topográficas del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Una carta de suelos abarca aproximadamente entre 170 y 180 mil hectáreas, que representan a 4 cartas del IGN con escala 1:50.000. Una vez determinada el área se comienza con el trabajo de recolección de información ya existente: se revisa bibliografía que puede ser climática, geológica o topográfica y también lo que se refiere a vegetación”, continuó el profesional.

“Luego viene la etapa de fotointerpretación sobre la base de fotografías aéreas, imágenes satelitales y modelos digitales de elevación, que consiste en separar ambientes homogéneos en cuanto a topografía, comportamiento hídrico, geología y signos de erosión. Estos ambientes se denominan Unidades de Paisaje, técnicamente hablando.  Posteriormente viene el trabajo de campo que comprende la realización de pozos de observación, denominados “calicatas”, dentro de las Unidades de Paisaje para comprobar que lo que se separó previamente en el gabinete es realmente así”, detalló Pérez. Y agregó: “En estas calicatas se realizan los estudios de suelos en relación al paisaje siguiendo la metodología del USDA que permite identificar los distintos horizontes del suelo y caracterizarlos segúncolor, espesor, estructura y textura”.

“Por lo general, la metodología implica que el lugar elegido para el trabajo de campo no esté en los bordes de la carta de suelos, sino en la zona central o al menos en un lugar característico de la región analizada. Una vez que se caracterizan los perfiles también se toman muestras de suelo porque la clasificación estadounidense se vale de datos analíticos de laboratorio”, finalizó el ingeniero.

Historia y números

“Los relevamientos de suelos en Argentina comenzaron en la década de 1960, en el marco del Plan Mapa de Suelos de la Región Pampeana. Dicho plan, desarrollado y liderado por el INTA, dio impulso a la formación de especialistas y a la producción de cartografía de suelos a diferentes escalas. Después, cada provincia estableció convenios específicos con INTA y fue desarrollando su propia cartografía. Aquí en Córdoba los trabajos comenzaron a fines de los años 60, y se dio inicio en las zonas más productivas, como el departamento Marcos Juárez”, introduce el ingeniero de INTA Lautaro Faule.

“Un hito de la historia relacionada a los suelos se produjo en el año 2018, cuando se crea la Red Nacional de Reconocedores de Suelo de INTA durante el relevamiento del departamento Río Cuarto. Esta red, en conjunto con profesionales de la Universidad Nacional de Río Cuarto, ayudaron a organizar varias comisiones interinstitucionales que permitieron acelerar el ritmo de trabajo en la provincia, logrando publicar mayor cantidad de cartas en menor tiempo. A partir de esta experiencia, otras provincias como Misiones y Santiago del Estero comenzaron replicar este hecho convocándonos como parte de la red para colaborar en la generación de esta valiosa información”, continuó.

La provincia está dividida en un centenar de cartas de suelo, y el estado de situación es el siguiente: de los 16 millones de hectáreas de Córdoba, tenemos relevado el 92% del territorio, la mayor parte a una escala 1:50.000 y una porción más pequeña a escala 1:100.000. De ese material, hay publicadas 50 cartas de suelo y estamos a punto de publicar 8 más, lo que representa más del 60% de la provincia con información disponible, de manera libre y gratuita”, detalló Faule.

“En síntesis: en cuanto al proceso completo de determinación del área, recopilación de información, análisis y validación, resta solo un 8%. En la actualidad seguimos con las tareas de relevamiento, digitalización y publicación, principalmente en el noreste y sudeste provincial, para mejorar y actualizar la escala de detalle de las cartas de suelos y seguir agregando valor a esta información utilitaria. Con respecto a esto último, estamos trabajando en la medición de constantes hídricas y su estimación a partir de datos laboratorio, que son de suma utilidad para la gestión del agua en el suelo y la instalación de sistemas de riego”, finalizó.

Utilidad y masividad

“Hay que insistir en el hecho de que la finalidad última de todo este trabajo es otorgarle una capacidad de uso al suelo para planificar un manejo más eficiente y sustentable del mismo. La escala norteamericana determina 8 clases en función de las potencialidades y limitantes que las tierras presentan para la producción agropecuaria, y eso le sirve al productor, al profesional y al técnico”, subrayó Maximiliano Pérez.

Y junto a Lautaro Faule remarcaron el trabajo en equipo. “Además de nosotros dos, se suma la gran tarea del geólogo Mauro Lanfranco, y todo lo que tiene que ver con las actividades de análisis, que están a cargo de los técnicos y profesionales que integran el Laboratorio de INTA Manfredi, liderados por la ingeniera agrónoma Carolina Álvarez. Y no hay que olvidarse de los enormes profesionales que comenzaron esta tarea en los 60 y la continuaron hasta que se fueron jubilando. Lo que hicimos nosotros solo fue tomar la posta que dejaron ellos”, destacaron ambos.

“A través de las cartas de suelo se pueden determinar actividades sobre zonas de mayor o menor productividad, o zonas con limitaciones que requieren un manejo distinto, como lo son los suelos salinos-sódicos y aquellos afectados por la napa. Otro ejemplo de uso, en áreas con erosión se pueden marcar los lugares donde es necesario realizar terrazas o microembalses, por lo que resulta una herramienta fundamental para la gestión integrada de cuencas y el ordenamiento territorial. La utilidad es muy amplia”, definieron.

Y un aspecto que reafirma el entusiasmo de los dos profesionales, es la masividad de uso que permite el trabajo (enorme y riguroso) de digitalización de toda esa información. “Cada carta de suelo es como un libro con muchos capítulos. Antes de Internet se publicaban en papel y eso limitaba la difusión y el uso. Ahora, mucha gente puede acceder de manera ágil y estructurada a los datos. Además de la visualización de mapas y capas, está la “memoria”, con todo el texto informativo de cada carta”, sostuvieron. Este trabajo es una muestra del valioso aporte que genera la articulación interinstitucional, es también generación de bienes públicos por medio de datos abiertos y confiables que mejoran la competitividad de los tomadores de decisión.

De acuerdo a datos suministrados por el sitio web de IDECOR, las visitas mensuales se acercan en promedio a las dos mil. Esto da cuenta del crecimiento continuo de usuarios, y la idea es seguir apostando a la difusión y el uso. Hace pocos días, se llevó a cabo una reunión de la que participaron los responsables de la Dirección Regional de INTA Córdoba, del Ministerio de Agricultura y Ganadería y de IDECOR, entre otros, en donde se elaboró un plan de acciones para continuar trabajando en este sentido de manera articulada entre las instituciones.

Entre los puntos marcados, se incluye el uso de nuevas metodologías/tecnologías en la cartografía de suelos (MDS) y la colaboración en la construcción de datos abiertos; aumentar la difusión y demostración de casos de uso; impulsar su réplica en otras provincias (empezando por las que integran la “Región Centro” del país); y apuntalar la colaboración de actores privados con acciones públicas que desarrollan datos abiertos y buscan el cuidado de los recursos naturales.

En definitiva, las cartas de suelos de Córdoba están a disposición de la ciudadanía. Un universo de información disponible de forma rápida, clasificada y actualizada. Y el trabajo continúa.

Fuente: INTA – Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba.