Los analistas también dicen que el Banco Central no tuvo en cuenta la inflación de costos. El índice núcleo (sin tarifas) corrió este año igual que el indicador general
Las inundaciones y, en menor medida, los incendios que afectaron desde diciembre a la zona productora de alimentos (principalmente Santa Fe, Córdoba, La Pampa y Buenos Aires) resultaron un impedimento exógeno a la política monetaria del Banco Central de la República Argentina (BCRA) para bajar aún más la inflación en los últimos meses. Así lo consideraron los economistas consultados por este diario, antes de que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) difunda el miércoles la cifra de abril que, según las estimaciones privadas, estará en torno al 2%.
María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, explicó: «El Gobierno reconoce que la inflación sigue por encima de lo que esperaba y por eso subieron la tasa. Y hay un peso muy fuerte de las subas en lácteos y carnes, motivadas por la crisis en la industria lechera, el caso SanCor, los problemas climáticos y la apertura de nuevos mercados de exportación para las carnes».
El director de Análisis de Coyuntura Macroeconómica, Javier Alvaredo, también consideró que las cuestiones climáticas determinaron subas de precios en alimentos. E indicó: «Hay mecanismos inerciales que dificultan una reducción mayor en la inflación y el BCRA no tuvo en cuenta el efecto de segunda ronda de los aumentos en precios regulados (inflación de costos)».
Tanto Castiglioni como Alvaredo coincidieron en que la meta del 17% como máximo es «demasiado ambiciosa» pero destacan como un «logro» que la inflación será la mitad que en 2016.
Con precios que subieron en abril al 2% en promedio, la inflación de los últimos doce meses quedará cercana al 27%. En tanto, el índice núcleo, subyacente o core -que descuenta el impacto de los precios regulados y estacionales y es el 70% de la canasta- está en el orden del 25,5% entre mayo de 2016 y abril de 2017.
Para la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), la inflación anual y el índice core confluyen en abril en torno a un 25,7%. FIEL registró un incremento interanual de 26,6% en Alimentos y bebidas, un 20,6% en Indumentaria, un 26,8% en Vivienda y servicios básicos y un 28,6% en Educación, entre otros rubros.
Todos estos números revelan que la batalla contra la inflación todavía da resultados negativos para el Gobierno. Aún eliminados los efectos de los cambios tarifarios (el gas aumentó 203% en promedio en octubre y queda por computar un 24% en abril; la luz subió entre 60% y 148% a partir de febrero; y habrá nuevos ajustes en ambos servicios después de las elecciones), la cúpula económica no logró mantener a raya las subas de precios en el resto de los productos que componen la canasta.
Además, en lo que queda del año resta registrar el 23% de aumento en el agua y un posible incremento del transporte, que, si sucediera, sería luego de octubre.
A fines de agosto del año pasado -hace ocho meses- el entonces ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, había señalado que la inflación ya no era un tema a considerar. Sin embargo, la dura política monetaria del BCRA solamente logró en enero de este año su objetivo de mantener la inflación núcleo por debajo del 1,5%. En el primer mes de 2017 había sido de 1,3%.
La presentación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec del miércoles será la que finalmente permita medir por primera vez el dato interanual con las cifras oficiales, ya que el organismo había vuelto a publicar el IPC en junio del año pasado, tras la declaración de «emergencia estadística».
CRONISTA