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REM de Aapresid confirma un nuevo caso de Resistencia de Brassica rapa a flurocloridona

Un biotipo de nabo del sudeste de Buenos Aires es el primer caso confirmado a nivel mundial de resistencia a este herbicida. Esta nueva resistencia se suma a las ya registradas en esta especie a glifosato, inhibidores de la ALS y 2,4-D.

Un Informe de la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aaapresid alerta por la resistencia de Brassica rapa a flurocloridona. Se trata del primer caso confirmado a nivel mundial de resistencia a este herbicida. Esta maleza, conocida como «nabo silvestre» es una maleza anual o bienal perteneciente a la familia de las Brassicaceae presente en la mayoría de los cultivos en el centro y sudeste bonaerense. Emerge generalmente en otoño e invierno, aunque en la provincia de Buenos Aires se han observado nacimientos prácticamente durante todo el año. De esta manera, se encuentra como especie altamente invasora en todos los cultivos extensivos.

No existen antecedentes a nivel mundial de resistencia a la flurocloridona. Si bien hay reportes de resistencia a inhibidores de PDS en otras especies de la familia botánica Brassicaceae, principalmente al activo diflufenican, a nivel mundial este caso argentino es único, con la connotación de ser una resistencia múltiple a cuatro mecanismos de acción diferentes.

Primer Caso a nivel Mundial

La flurocloridona es un herbicida residual y selectivo de preemergencia que actúa inhibiendo la fitoeno desaturasa (PDS: Grupo HRAC F1- WSSA 12), una enzima esencial en la biosíntesis de carotenoides, lo que provoca una clorosis y la posterior muerte de las plantas.  En Argentina, su uso se encuentra registrado para: trigo, cebada, girasol, maíz, algodón, arveja, avena, centeno, entre otros.

La peligrosidad de la flurocloridona para desarrollar resistencia es moderadamente baja (Hugh J. Beckie 2007), principalmente por ser un modo de acción poco frecuente en comparación con otros grupos, lo que la posiciona como una buena herramienta para diversificar el esquema de control y disminuir la presión sobre grupos más problemáticos, como por ejemplo los inhibidores de la ALS. 

Los relevamientos de la Red de Manejo de Plagas (REM) de AAPRESID indican que la presencia de los nabos resistentes a glifosato, ALS y 2,4D ha aumentado en Argentina entre 2019 y 2023. En particular, el sudeste y centro de la Provincia de Buenos Aires presentan el 100% de los partidos con la problemática de nabos resistentes a los tres mecanismos de acción, y que la problemática va en aumento hacia el centro del país, según el último reporte de REM AAPRESID (2025).

En 2018, a partir de la resistencia múltiple a los tres mecanismos de acción: glifosato, ALS y 2,4D, se generalizó el uso de flurocloridona como herbicida residual de presiembra o preemergencia en lotes destinados a trigo, cebada, girasol y en algunos casos maíz, e incluso para tratar escapes dentro de los cultivos invernales en postemergencia. En 2021/2022 comenzaron a reportarse controles parciales, con nacimientos cada vez más frecuentes. Esta falencia a nivel de campo se intentó compensar con aumentos de dosis, aumentando así la presión de selección. El nuevo hallazgo se suma a los casos de resistencia ya registrados en el país, constituyendo el biotipo número 49 de malezas resistentes reportado a nivel nacional.

Una manera de repensar el manejo

En el Informe de Aapresid se recuerda que la confirmación representa un desafío significativo para el manejo de malezas, particularmente crucíferas, en el centro y sur de Buenos Aires. Dado el historial de resistencia en la especie y la creciente presión de selección, es fundamental adoptar estrategias de manejo integrado para mitigar la propagación de biotipos resistentes. En este sentido, se recomienda:

  • Alternar y combinar herbicidas con diferentes mecanismos de acción, evitando la aplicación reiterada de una estrategia.
  • Rotar cultivos con especies que permitan diferentes herramientas de control. 
  • Realizar seguimientos periódicos en los lotes para detectar fallas en el control y actuar de manera preventiva.
  • Complementar el control químico con prácticas agronómicas como la siembra en fechas estratégicas, aumento de densidad de cultivos y eliminación mecánica cuando sea posible.
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