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Claves de manejo integrado para que el pulgón amarillo no afecte el regreso del sorgo

La recuperación que experimenta el cultivo se ve amenazada por esta plaga que se registró por primera vez en la Argentina hace tres años y tiene como característica su velocidad de crecimiento. En el Congreso Maizar 2023, un panel de especialistas dio las claves para su  manejo integrado. Coordinados por Diego Ortiz, encargado del Programa de mejoramiento genético del sorgo del INTA, expusieron Diego Szwarc, jefe del Grupo de protección vegetal del INTA Reconquista; Martín Galli, asesor privado y socio de SMC SRL, y Esteban Frola, asesor privado en tecnologías de aplicación de productos fitosanitarios en Latinoamérica.

Para que el pulgón amarillo no arruine la fiesta del retorno del sorgo, el Congreso Maizar destinó todo un bloque a presentar los conocimientos disponibles para enfrentar esta plaga, temida por su velocidad de crecimiento y su capacidad de daño.

Diego Szwarc, jefe del grupo de protección vegetal del INTA Reconquista, describió con precisión las características de esta amenaza productiva que se registró por primera vez en el país en la campaña 2020/21, pero que hace diez años había aparecido como problema en el norte de México y sur de Estados Unidos. “En ese momento se lo pensó parecido al pulgón de la caña de azúcar y se lo nombró así, pero luego se vio que estábamos en presencia de un superclon”, explicó.

El Melanaphis sorghi, tal su nombre científico, es una plaga que tiene mucha más preferencia por el sorgo que por la caña de azúcar. Se lo detecta por sus diferentes tonos de amarillo y sus puntas y antenas de color negro. “De reproducción asexual, tienen alta tasa de fecundidad y presentan generaciones telescópicas, es decir, que una adulta puede parir una ninfa que a su vez tiene a otra desarrollándose”, describió.

El pulgón tiene cuatro estadios juveniles, de 10 a 40 días. El ciclo depende mucho de la temperatura. Según Szwarc, “la óptima es entre 22 y 25 °C, pero los umbrales son de 8 a 37”. Y tolera temperaturas de -4 °C por hasta 12 horas, lo cual lo hace rebelde al frío que puede hacer en gran parte del territorio argentino en el que se siembra sorgo. En la zona de Reconquista sí se encontró con una barrera al crecimiento cuando las temperaturas superaron los 35 °C en diferentes momentos de las últimas dos campañas. “Soporta altas temperaturas, pero las de nuestro Norte lo condicionan bastante”, agregó.

El ataque del pulgón se inicia en colonias aisladas, y luego se esparce. “En dos semanas, pasan de 0 a 800 pulgones por hoja, por eso es importante el monitoreo”, dijo el especialista del INTA Reconquista. De hecho, consideró que la plaga “puso en valor” a esta tarea, que antes no se hacía. Pero, para tener oportunidad de acción, hay que hacerlo al menos una vez por semana, ya que “la curva explota de manera rápida”.

Los ataques intensos provocan la constitución de melazas, una sustancia que atrae a otros insectos. Incluso, en el caso de las abejas, trae otros problemas derivados a la calidad de la miel. Pero en el cultivo propiamente dicho, se debilita la planta y limita el crecimiento de las panojas.

Szwarc citó estudios realizados en Estados Unidos y México que indican que la presencia de 50 a 100 pulgones por hoja provoca pérdidas de rendimiento del 10%. Por eso, el umbral de tratamiento se ubica cuando el 20% de las plantas presenta ese cuadro.

La velocidad de reacción es clave porque cuanto más temprano aparece la plaga, mayores son las pérdidas. El manejo integrado pone a disposición prácticas culturales (manejar fechas de siembra y eliminar el sorgo de Alepo y los rebrotes de sorgo), genéticas, biológicas (hay fauna benéfica que igualmente se ve desafiada por la velocidad de crecimiento del pulgón) y químicas. En este último punto, el investigador del INTA advirtió que por estos días vence el plazo de la emergencia que dictó el Senasa para habilitar un conjunto de productos capaces de combatir la plaga.

El asesor privado Martín Galli, socio de SMC SRL, coincidió en destacar la necesidad de actuar rápido y de implementar estrategias combinadas. Es que el pulgón amarillo es “una plaga que tiene características desafiantes, como su altísima tasa de reproducción”. En 11 días puede llegar al umbral de daño y, según el tiempo que se tarde en reaccionar, puede requerir dos o tres aplicaciones solo para volver a un daño mínimo. Es “una carrera permanente entre la aplicación y la tasa de reinfección”. 

Galli describió los principios activos que aprobó el Senasa para tratar esta plaga que no existía en la Argentina hasta hace pocos años. Destacó que el sulfoxaflor, un producto de banda verde y selectivo, es efectivo también en la combinación con piretroide cuando se llega tarde para la aplicación. En este punto, Galli subrayó la importancia de tener una estrategia de manejo integrada. 

Y destacó el desarrollo de híbridos tolerantes por parte de la industria semillera. “La genética es una herramienta fundamental porque con el control químico no alcanza; el pulgón es fácil de matar, pero su problema es que el control se complica por la alta tasa de reproducción”. El asesor mostró resultados de la evolución del pulgón en cultivos sembrados con híbridos convencionales y tolerantes. En estos últimos, bajó la cantidad de aplicaciones requeridas y, en varios casos, no las necesitó.

Pero uno de los aportes fundamentales de esta genética es el retraso en la tasa de crecimiento. “Se ralentiza mucho, prácticamente estamos hablando de otra plaga”, dijo Galli. Esto facilita el control químico, pero también el biológico, que es la otra pata del manejo integrado. “En el híbrido tolerante siempre va a haber pulgón, la plaga no desaparece, y eso es bueno para que lo ataquen los depredadores, que son muchos”, señaló. 

El problema es que los insectos benéficos, como la vaquita de San Antonio, no llegan a consumir pulgón a la misma velocidad con que este se reproduce. Por eso, la tolerancia es una aliada fundamental. “Si ponemos un híbrido tolerante, baja el crecimiento de la plaga y la combinación con el control biológico lo mantiene por debajo del umbral”, describió. El manejo, con base en el monitoreo, es clave para enfrentar esta plaga “complicada” que exige “ser más rápido que ella”.

La precisión y la eficiencia en la aplicación del insecticida también juega un rol crucial. Esteban Frola, asesor en tecnología de aplicación de productos fitosanitarios, dio recomendaciones basadas en su experiencia. Cambiar el tamaño de la gota, para que la “llovizna” penetre y se distribuya en forma pareja, forma parte del ajuste en la tecnología de aplicación, así como el cuidado del recurso agua, “siempre teniendo en cuenta que es el medio de transporte y no el producto en sí”.

Y en el camino de la aplicación eficiente, llamó a prestar atención a la calidad del coadyuvante que se utiliza. “Muchas veces se gastan fortunas en el mejor producto y luego se compra el coadyuvante más barato, y eso no ayuda en la tarea de lograr el efecto de capilaridad que se busca”, afirmó.

Frola destacó la importancia de “bajar la tensión superficial de la carga a aplicar” para “poner el producto cerca y lograr que el insecto se lo lleve puesto cuando camina”. Esto es tan importante, concluyó, como “achicar la gota y protegerla”. 

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