Informe AgroIdeas: Cierre del 2020 con indicadores positivos

El relevamiento determinó en diciembre un crecimiento de faena, producción y exportaciones, con un consumo sostenido.

Acaba de cerrar un año muy bueno en general para la cadena de ganados
y carnes. A pesar del impacto del Covid 19 en la sociedad y economía locales y mundiales y de todas las consecuencias que esto generó durante el año en los movimientos de productos, insumos o empleados el balance es más que positivo y eso lo reflejan los números.
La faena fue de más de 14 millones de animales, la producción de carne
de 3,166 millones de toneladas de las cuales se exportaron 917 mil toneladas mientras que lo destinado al mercado interno permitió sostener el consumo en los 50 kilos por habitante/año.
El 2021 arranca con una recomposición importante de los precios de
ganado para faena que ronda el 75% interanual duplicando a la inflación, pero apenas empatando la suba de insumos clave como el maíz y quedando por debajo de la mejora que tuvo el ternero de invernada lo que mejoró la renta de la cría.
Se dice que el precio impacta directamente en la rentabilidad de la
empresa y es el incentivo de toda inversión, y es lo que necesita el sector
ganadero para seguir desarrollándose. Eso esperan los diferentes eslabones de la cadena, tanto la industria exportadora, la consumera como los engordadores, recriadores y los criadores.
Pero hay algunos nubarrones en el horizonte que tienen que ver con el
devenir de la macroeconomía y con las señales que viene dando la política que generan incertidumbre. Se habla de desacoplar los precios de los productos agropecuarios como si no lo estuviesen ya por el efecto de las retenciones y el desdoblamiento cambiario. Se escuchan comentarios de funcionarios del más alto nivel que suman confusión en la población respecto de la formación de los precios de productos clave en la dieta de los argentinos como es la carne vacuna.
Se toman medidas que recuerdan lo peor de la intervención en los mercados en años anteriores y se “maldice” la exportación de alimentos que originan el 70% de los dólares comerciales que reciben el país y que sostienen las divisas del Banco Central.
El sector que se dispone este año a reinvertir en la actividad, necesita de
reglas que promuevan esos desembolsos y que generen un horizonte de mayor optimismo.

Faena

Tal como lo anunciamos a principio del año, la faena del 2020 fue la más
elevada en los últimos 10 años superando los 14 millones de cabezas. En
diciembre ese volumen fue de 1,214 millón.

La alta oferta de hacienda y en definitiva de carne permitió mantener bien
abastecidos al mercado interno y a la exportación. El volumen de faena y una tendencia al incremento de la cantidad de kilos por res en gancho están sosteniendo el nivel de oferta en el mercado interno, que dio muestras sobradas de su importancia para el sector al avalar subas significativas en la góndola.

Hubo más faena y sobre todo más presencia de machos en el total
despejando toda duda respecto de la posibilidad de una liquidación del stock de hembras, algo que desde hace meses venimos descartando en nuestros informes y los datos de 2020 así lo corroboran. No sólo se invirtió la participación porcentual de hembras y machos en el total, sino que además se redujo en términos nominales unas al tiempo que aumentó la de novillos y novillitos.

Precios

Con respecto a los precios, entre puntas en 2020 se dio una suba promedio
del orden del 75%. La mayor parte del incremento se concentró en el último
trimestre luego de varios meses de contar con un mercado donde primó la
tranquilidad.
Hubo una primera instancia de suba en los valores que arrancó en agosto
cuando la exportación a China afirmó los precios de las vacas. Esa tendencia se trasladó al resto de las categorías dos meses más tarde cuando se reactivaron las reuniones sociales, abrieron restaurantes y parrillas.

No se puede dejar de señalar que hay un sector amplio de la población
con serios problemas económicos y laborales, pero a pesar de eso el consumo se vio incentivado también por políticas como la alta emisión monetaria y las ayudas sociales que ayudaron al consumo de alimentos y en donde la carne está al tope de las preferencias de los argentinos. Esto provocó que a partir de octubre una suba de precios en las diferentes categorías vacunas que van al consumo doméstico. La mejora en el último trimestre fue de entre 35 y 40%.

El sostenimiento de la capacidad de consumo de parte de un sector de la
población, los incentivos a otro sector y las restricciones al gasto en otros rubros como esparcimiento o indumentaria impulsaron los precios en el mostrador.
Según informe publicado por IERAL / Fundación Mediterránea el promedio
de 18 cortes de carne al consumidor fue de $510 por kilo en diciembre 2020 y están entre los precios más altos de los últimos años. Sólo se encuentran valores superiores, siempre medidos en términos reales, en noviembre de 2010 cuando fue de $541, en abril de 2011 cuyo promedio fue de $536 por kilo, en diciembre 2015 cuando el valor actualizado por inflación fue de $533 y en abril de 2012 cuando fue de $514. Los actuales niveles son de los más altos en la perspectiva histórica, tanto se los mida en relación al costo de una canasta de bienes y servicios finales como en comparación a los salarios.

Los precios más altos a los que hicimos referencia arriba se dieron a inicios
de la década pasada como consecuencia de la escasez de oferta luego de la
liquidación del rodeo, producto de las medidas de intervención del gobierno nacional entre 2006-2009 a las que se sumaron una feroz sequía.

Sin dudas el gran perdedor en 2020 al menos en las etapas productivas de
la cadena fue el feedlot cuya crisis se fue profundizando con el paso de los meses. Las pérdidas económicas llegaron a los $7.500 por animal y se recortaron a $3500 con la suba que tuvo el ganado para faena, pero aun así la cuenta no cierra y las perspectivas no parecen alentadoras para este eslabón en 2021, al menos en el inicio y en función de cómo se presenta en panorama. Los criadores, el sector más beneficiado por la suba del precio de ternero y de la vaca, recompuso la situación financiera, no tendrán
apuro en vender a menos que los apriete la seca. Por otro lado, se
puede esperar intención de compra de productores mixtos y recriadores para evitar, tal como sucedió el año pasado, quedar posicionados en pesos lo que debería ayudar al sostenimiento de los valores de la invernada durante la zafra.

Conclusión

Se presenta incierto el panorama para este año. Más allá de las variables
propias del negocio, la política juega un papel relevante respecto de posibles intervenciones del mercado tanto en el mercado interno como el exportador, como así también en los incentivos al consumo.
En este contexto de altos costos del engorde y de alta incertidumbre
macroeconómica y política conviene ajustar los números en función del sistema productivo haciendo una recría eficiente y reducir la incidencia del engorde a corral en el ciclo productivo. Con un maíz a más de u$s200 por tonelada o con una relación maíz-carne menor a 10 a 1 la ecuación complica planteos de alta intensificación (suplementación).
Cabe destacar que según la medición de la Cámara de Feedlot el encierre
se redujo a 52% de la capacidad instalada de los establecimientos que informan sus stocks. Eso significa que el año arranca con 11 puntos porcentuales menos de encierre que el 2020 lo que permite inferir que la oferta se reduciría en febreromarzo. Al igual que lo que ocurrió a inicios del 2019 y 2020 el precio de la hacienda y de la carne podría tener un nuevo repunte, aunque, sería menor al del cierre del año pasado.

Fuente: Consultora AgroIdeas

Dr. Fernando Gil: fernandogil@agroideas.net
Dr. Federico Santangelo: fsantangelo@agroideas.net