Lo estima la Bolsa porteña, que calcula que se sembrarán 4,5 millones de hectáreas, contra 3,6 millones que se implantaron el año pasado.
La recuperación del área triguera es clave para la rotación y para equilibrar las finanzas de los productores.
A pocas semanas de que se abra la ventana de siembra del trigo, el principal cultivo de invierno, se proyecta que la superficie que ocupará el cereal crecerá un 25% esta campaña, en comparación con el año pasado, según un informe que acaba de publicar la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
En total se implantarán 4,5 millones de hectáreas, unas 900.000 hectáreas más que el ciclo anterior (3,6 millones de hectáreas). Es una recuperación importante, pero es una cifra que todavía está lejos del área que cubría el cereal hace diez años, cuando se implantaban entre 5 y 6 millones de hectáreas en cada campaña.
Los técnicos de la Bolsa porteña explican que hay varios factores que impulsan la siembra. En primer lugar, la modificación del esquema comercial e impositivo que castigo el cultivo durante 8 años.
También influye la necesidad de “consumir” con un cultivo el agua que satura los perfiles del suelo por los excesos hídricos de los últimos dos meses, que elevaron la altura de la napa freática que en muchos campos está al nivel de superficie. El cereal, además, también puede jugar un rol importante para contener las malezas y mitigar su presión sobre los cultivos de verano, al mantener con cobertura el lote.
Pero también hay factores que pueden limitar la recuperación del cereal. Las intensas lluvias de los últimos 15 días inundaron los lotes más bajos en el sur y centro de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, y puede haber dificultades para implantar el cultivo y acceder a estos campos por que los caminos rurales están intransitables.
Por eso, la proyección del área de siembra, reconoce el informe, “se encuentra sujeta a posibles modificaciones durante la ventana de siembra, que comienza a principios de mayo y termina a mediados de agosto”.