La Sociedad Rural de Jesús María analizó el contexto internacional y las posibilidades de crecimiento de nuestro país. Por qué apuntar a China e India, y apostar de lleno a la Bioeconomía.
En la actualidad, la Argentina se encuentra inserta en un escenario internacional plagado de oportunidades. A modo de analizar el papel de nuestro país -en el mediano y largo plazo-, indagamos sobre tres ejes fundamentales: seguridad alimentaria mundial, biorefinerías y políticas agropecuarias. Las principales reflexiones, a continuación:
✔ MAYOR DEMANDA DE ALIMENTOS A NIVEL MUNDIAL
Al aumentar sus clases medias de manera exponencial, ciertas economías emergentes como China e India están demandando cada vez más -y mejores- alimentos. Frente a este escenario internacional, nuestro país debería empezar a actuar en consecuencia expandiendo su frontera agropecuaria.
A diferencia de lo que sucede en Europa, EEUU y Asia -que ya tienen agotados la mayoría de sus recursos naturales-, la Argentina actualmente dispone de grandes dotaciones de tierra y agua a lo largo y a lo ancho de su territorio. En ese sentido, podemos aprovechar semejantes condiciones, para incrementar y acentuar la producción de alimentos con mayor agregado de valor.
✔ BIOECONOMÍA: EL FUTURO LLEGÓ HACE RATO
Por razones de impacto ambiental, la economía basada en el petróleo está siendo dejada de lado por las principales potencias mundiales. En su reemplazo, la producción de energías renovables aparece como alternativa, de cara a un bien que es cada vez más escaso.
Siguiendo esta tendencia, la Argentina tendría que apostar de lleno a la producción de biocombustibles y bioenergías, valiéndose del enorme potencial de sus cadenas agroindustriales. Más allá de sus recursos naturales, nuestro país cuenta con recursos humanos capacitados, para generar valor agregado a partir de la fotosíntesis y la biomasa.
✔ LA IMPORTANCIA DE POLÍTICAS DE ESTADO E INCENTIVOS ECONÓMICOS
Para su crecimiento y desarrollo, la Argentina necesita de políticas a largo plazo, acordadas entre el sector público y el sector privado. Sólo a través de acuerdos estratégicos, el sector agropecuario podrá impactar significativamente en el empleo, en el desarrollo territorial y en la economía en su conjunto.
Si las condiciones están dadas, no caben dudas que tanto empresarios como productores, aumentarán su producción e invertirán en nuevas tecnologías.